Diecinueve

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— Buenas tardes, dormilona.— La voz de Yujin la hizo sonreír entre pequeños bostezos—. ¿Qué tal dormiste?

— Bien.— Sus labios fueron capturados en un pequeño beso que provocó un desastre en su corazón—. ¿Qué hay de ti?

— Todo bien, linda.

Su espalda dolió al intentar estirarse en ese incómodo asiento, por la ventana pudo notar que aún seguían en la carretera sólo que ahora que el atardecer había caído, dándole una de las mejores vistas que podría apreciar nunca. Hyunjin continuaba al volante moviendo suavemente la cabeza al ritmo de la música que sonaba por el radio.

— Nos detendremos en un hotel— La voz de la mayor se escuchó sobre la alegre melodía—. Me duele el trasero de estar conduciendo y necesitamos revisar esos documentos, no tengo idea de que tan creativa se puso Sana esta vez.

— ¿Qué quieres decir?— preguntó cuando su novia asintió de acuerdo con las palabras de la mayor—. ¿Cómo que creativa?

— ¿Sabías que en Daegu era rubia?— Yujin rio para sí misma acomodando la gorra sobre su cabeza—. Sana no solo falsifica documentos, su verdadera profesión es el diseño gráfico y bueno, esa mujer si que ama jugar con el físico de las personas.

— Lo que quiere decir la imbécil de tu novia es que debemos ver como editó nuestras fotografías para que coincidan con nuestro físico.— La castaña giró el volante a la derecha llevándolas al estacionamiento de un hotel bastante decente a la vista—. Solo será esta noche, mañana a primera hora iremos al aeropuerto y tomaremos el primer vuelo a América.

— ¿A qué parte de América?— El auto se detuvo en un lugar algo alejado de los demás autos, lo suficientemente lejos de la puerta principal y muy cerca de la puerta trasera.

Ah, buena idea.

— Cualquier lugar es bueno.— La mayor apagó el motor girando levemente su cuerpo para observarla—. Dejemos todo aquí y no olviden sus disfraces de idol.

La inconfundible risa de su novia la hizo sonreír, se aseguró de que su "disfraz" estuviera en perfectas condiciones antes de abrir la puerta. El estacionamiento se veía un tanto desierto, había algunos autos estacionados del otro lado del lugar pero en general, incluso la carretera se veía sola.

Pronto se vieron entrando al lugar, su mano firmemente entrelazada con la de Yujin le impedía moverse con libertad para explorar el lugar; pero desde su lugar podía notar que realmente no era tan malo como se veía desde fuera. La recepción estaba en buenas condiciones, tenían incluso una pequeña "sala de espera" y una máquina expendedora, bastante lindo para estar en medio de una carretera.

— Bienvenidas, ¿en qué puedo ayudarles?— La voz aburrida de un hombre cortó el cómodo silencio en el que se encontraba el lugar. Observándolo de reojo Yujin golpeó levemente el hombro de la mayor, empujándola hacia el empleado.

— Bueno, genio, estamos en un hotel, ¿podrías darme una pizza?

Después de un pequeño momento incómodo en el cual el hombre las observó con desdén, finalmente tuvieron las llaves en mano. El ascensor no era una opción para Yujin y su claustrofobia, así que finalmente tomaron la decisión de subir las escaleras hasta lo que sería su habitación por una noche.

— Es la última vez que subo tantos escalones por ti.— La voz de Hyunjin sonaba agitada—. ¿Cómo es que no están muriendo?, estos niños de ahora...

— Deja tus dramas y abre la maldita puerta.

Chasqueando la lengua y con el mejor rostro de indignación que alguna vez Olivia vio en su vida, Hyunjin abrió la puerta. La habitación era mejor de lo que esperaba, incluso tenían un pequeño televisor frente a las dos camas, tenían una ventana por donde el viento se encargaba de refrescar el caluroso lugar e incluso juró ver una mini nevera.

Deathly | Son HyejooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora