Epílogo

104 15 3
                                    

El sonido del metal siendo golpeado brutalmente la despertó esa mañana. Un guardia la observaba con desdén y la familiar burla a la que nunca se acostumbró.

— Levántate, tienes visitas.

Rodando los ojos se levantó de lo que llamaban cama en ese lugar, su compañera le dio una mueca desagradable cuando le dirigió una mirada. Podrían haber pasado años desde que estaba en ese lugar, pero seguía sin poder entablar una conversación con esa rara mujer.

— Déjame adivinar, una enana rubia.

— De hecho, cambió de color.

Al cruzar la puerta se encontró con una nueva Chaewon, el castaño le quedaba bien. Sintiendo la familiaridad en la situación se sentó frente a ella sin esperar demasiado, justo como lo había hecho cada vez que la detective decidía que interrogarla era una buena idea.

— Te queda bien.— Sonrió dejando pasar la cara de pocos amigos de la mujer—. ¿Qué preguntas tendremos hoy?, ¿algo nuevo o vuelvo a repetir que no sé dónde están?

— Vine porque me enteré de que tu sentencia es menor ahora, ¿qué demonios hiciste?

— Nada ilegal, si es lo que piensa.— La ceja alzada de la detective la hizo reír—. Ya estoy en prisión, ¿qué más da si lo hago?

— ¿Es la misma persona que se llevó a Yujin?

— Y a Hyejoo, ¿ves que si se trata de algo personal?

Chaewon se alejó un poco de la mesa expresando su disgusto, Hyunjin le sonreía de la misma forma que lo había hecho hace tantos años, específicamente el día en que su sentencia había sido decidida y fue llevada a prisión, una sonrisa llena de felicidad y burla. Como odiaba esa maldita sonrisa.

El tiempo había pasado más rápido de lo que les gustaría, al final habían descubierto que tanto Yujin como Hyejoo estaban fuera del país, no sabían en dónde y sin que pudiera hacer mucho el caso pasó a ser olvidado. Aún había ocasiones en donde se escabullía y revisaba una vez más toda evidencia, muchas veces fue atrapada por sus antiguas compañeras, pero simplemente suspiraban y dejaban que perdiera el tiempo buscando resolver un caso sin solución.

Se lo habían dicho un millón de veces, no podían arrestar a Yujin fuera de Corea, incluso si las encontraban en otro lugar no podría hacer nada, pero no podía quedarse de brazos cruzados, no quería.

— Déjate de idioteces— murmuró entre dientes alejando su mirada de la castaña—. Sólo quería confirmar que es la misma persona.

— ¿De verdad crees que dejé sus vidas en manos de sólo una persona?.— Su risa perforó los oídos de Chaewon—. Mis planes no son tan simples.

— ¿Tienes experiencia?

— Por supuesto, ¿por qué crees que Yujin me llamó a mi? Salvarle el trasero siempre fue parte de mi rutina.

— ¿De qué hablas?, Yujin no tiene ningún antecedente.

Hyunjin suspiró recostando de manera incómoda su rostro en sus manos, la mirada de Chaewon sobre ella le daba a entender que había abierto (de nuevo) una brecha de curiosidad e interés puro. No importaba cuántas veces intentara hablar como una persona normal con ella, siempre salía su maldito lado policial.

— En tu información, no— Sonrió observando de reojo el reloj del lugar, su tiempo se estaba agotando—. Solamente existe en nuestra memoria.

— Jamás lo entendí, ¿sabes?— habló en voz baja confundiendo un poco a la castaña—. Era demasiado joven, sólo tenía diecisiete años, ambas lo eran cuando se fueron.

Deathly | Son HyejooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora