Aprendí verte porque porque aprendiste a amarme. Pero nunca sentí que mereciera tenerte, sino podía contemplarte. Qué obra de arte.
Tan hermosa que incluso yo, podía saberlo. Tan perfecta que incluso yo, podía sentirlo.
Aprendí a verte a pesar de las vendas en mis ojos. Aprendiste a quererme a pesar de sus enojos. Porque ellos no entendían, y para ser sincera; yo tampoco.
Solo vos sabías qué me veías, y si ahora lo dijeras, quizá te creería. Tampoco lo sé, porque tu luz tan radiante fue también muy fugaz e impactante. Quién lo diría. Marcaste un antes y un después en mi vida. Nuestra historia estará infinitamente viva.
Porque aunque ya no estés, una parte de mí, o quizá mi yo completo, te visita cada noche. Ángel mío, aún te veo. Qué irónico ¿No?
Quizá sos el cambio que necesitaba, aunque a veces pienso que preferiría, ser tu esclava el resto de mis días.
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Dahyun recordaba aún sus días en el hospital. La pequeña no solo iba por sus ojos, sino que había algo más tras ello.
Dahyun, recordaba aún esas lágrimas vivas y ardientes que no paraban de salir de sus ojos, cuando se dio cuenta que ya jamás podría ver la cara de su madre.
Dahyun recordaba aún, esa vez en la que su llanto no cesaba ni con sus canciones favoritas de Junior Express.
Entonces una dulce niña se le acercó y con un delicado beso en la mejilla y una caricia en sus manos, tranquilizó los latidos en su corazón y de apoco, logró que las lágrimas se secasen.
Aquella dulce niña, esos últimos días se había vuelto su mejor amiga. O quizá algo así.
Dahyun recordaba también, claramente su primer beso, aunque siempre prefirió fingir que no lo hacía.
Aquella vez, Sana y ella se encontraban jugando con sus muñecas en la casa de la mayor. Ninguna tenía un ken. Bueno, sí lo tenían pero no les gustaba. Entonces decidieron hacer que sus barbies se besasen.
-Es como si fuera un beso entre nosotras.- dijo Minatozaki mientras se reía nerviosamente.
-Jaja, es verdad. Aunque yo creo que los besos deben ser algo asquerosos.
-¿Sí? ¿Y si comprobamos?
La menor se puso colorada. Su amiga estaba definitivamente loca.
-Ok...
Fue entonces cómo la mayor la tomó suavemente de sus mejillas y le dio un tierno besito en sus labios, de unos 2 segundos realmente. Un beso lleno de inocencia, que ninguna olvidó jamás.
Dahyun recordaba aún, esa vez donde esa dulce niña se sentó a su lado y simplemente la razón, mientras ella lloraba mares mientras pensaba en todas las cosas en las que la limitaba su condición. Desde entonces esa dulce niña nunca se fue de su lado.
(...)
Sana sentía que Dahyun era su hogar.
Su objetivo era que ella se de cuenta de la luz que llevaba en su interior. Quería que se de cuenta de su belleza, y que sea capaz de entender cómo se ve. Sentirse bien con ello.
Kim era su ser amado, y su mejor amiga, aunque realmente no se haya abierto totalmente a ella.
Porque a veces las almas gemelas, no necesitan saber absolutamente todo de la otra.
(...)
Era el cumpleaños número 15 de Dahyun por fin. 10 años de amistad con Sana. Las recuerda de niñas, siempre iban de la mano, y a pesar de que Sana era muy sociable, nunca la abandonó.
Una vez ellas estaba andando en sus bicis con rueditas y cuando Dahyun cayó y sus ojos parecían un río de llanto, Sana paró inmediatamente y se puso a su altura, llevaba consigo una curita, por si acaso. Y con mucho cuidado la colocó en la herida de la más pequeña.
Sana siempre estaba ahí para ayudarla a sanar sus heridas.
Estaba ansiosa, pues le tocaba una gran fiesta. Nada podía salir mal. Ese día le propondría a Minatozaki una relación formal.
Como siempre, Dahyun solía imaginar varios escenarios de cosas que podrían pasa, y por alguna razón, eran en su mayoría negativas.
Como por ejemplo que empiece a truenar y nadie asista a su fiesta y ella se quede sola en el salón.
O que vaya solo Sana y se burle de ella porque no fue nadie más.
O que se corte la luz y se apague la música.
O que cuando esté pidiéndole a Sana que sea su novia todo el mundo se calle y la escuche, y entonces se empiezan a burlar de ella.
Claramente eran cosas sin sentido pero que no podía evitar imaginar.
Pero ni en el peor de estos escenarios, pudo imaginar lo que realmente pasó aquella noche.
