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Hasta el alma más joven y brillante siente tristeza y una vulnerabilidad que la consume, y hasta el alma más deprimente y apagada puede sentir una chispa de felicidad que pincha en el centro de su corazón y resplandezca en todo su ser.

Porque cuando las luces se apagan y se cierra el telón, somos otros.
Pero cuando el escenario lo compartís con alguien más, de repente no hay tanta oscuridad.

(...)

El cumpleaños número 13 de Sana se acercaba, y Dahyun estaba entrando en pánico. A los 13 empieza la adolescencia, le habían enseñado, ¿¡Qué iba a hacer con una amiga adolescente?! Ella aún era pequeña, no podría entender a Sana.

—Dahyunnie~ el sábado haré mi cumpleaños, así que quería saber si el viernes podés ir a mi casa y quedarte a dormir. — Habló una alegre Sana sacando así de su burbuja a la linda Dahyun.

— Claro, me encantaría, mamá seguro me deja.— tomó su vaso rosa que contenía agua y empezó a beberla. De repente, sus ojos se abrieron como platos y casi escupe el agua sobre el jardinero celeste de su mejor amiga.

—¿¡Qué pasó?!— Exclamó Minatozaki para acto seguido empezar a reírse.

Kim tomó una servilleta de su mesa de madera para limpiarse y bueno, limpiar el desastre que había hecho con tal de no mojar a la contraria.

—Es que recordé que tu cumpleaños es mañana, o sea, en unas horas. Sabía que se aproximaba pero no caí en que era tan pronto.— Dijo Kim, aunque, para sorpresa de Sana, con una triste expresión en su rostro.

—Eyy, ¿Por qué esa carita?— Tomó delicadamente el rostro de la menor para acunarla con sus manos.

—Vas a ser adolescente, empezás algo nuevo en tu vida, algo que yo no sé aún, siempre vas a estar adelantada. Y no me vas a necesitar... Incluso tal vez, no sé, aparezca un novio, o yo... No sé. Me da miedo a que te alejes de mí.

Minatozaki se acercó cada vez más y despacio a la menor, vio de reojo sus labios, no lo pudo evitar. Y entonces la miró a los ojos.
Brillaban. Un brillo algo triste, sí. Apagado, pedía ayuda, cariño y compresión. Era un brillo diferente a los demás, pero era brillo. Sincero.
Porque incluso cuando la tristeza y angustia invade nuestro ser, tenemos nuestro brillo, nuestra linterna que solo nosotros podemos de verdad hacer funcionar.
La miró a los ojos, a esos que sabía que no podían verla, pero sí sentirla.
Porque es el ojo del corazón el que realmente ve.
A esos ojitos tan llenos de vida a veces, y tan oscuros otras. A esos ojitos que tanto le gustaban, y entonces besó su frente buscando transmitir todo esa paz y amor que la menor le brindaba.

—Nunca Dahyun, nunca sería capaz de dejarte sola, yo te amo Ojitos Bonitos.
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Volví perriS, después de mi hiatus.

Bonitos Ojos || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora