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Sana y Dahyun estabas acostadas mirando una película. Un leve carmesí en sus mejillas invadía sus rostros.
Por fin podían estar solas en su casa, pero eso las avergonzaba.

Sana era la primera novia de Dahyun y Dahyun era la primera relación seria que tenía Sana. Y la primera niña por la que realmente sentía algo. 

Sus corazones parecían querer salir de sus cuerpos y tímidamente se iban acercando cada vez más. 

Sus manos rozaron.

Sana decidió tomar la mano de la menor por completo y mirarla.

-Qué bonitos ojos tenés.

-No tienen nada de bonito, no sirven, no tienen utilidad.

-A mí me gustan, cuando te vi por primera vez, solo pude pensar que eras la niña con los ojos más únicos y hermosos que había visto jamás.

En ese momento, una delgada lágrima se deslizó por la cara de Kim.

Sana con uno de sus pulgares la secó, y tomó su rostro.

Finalmente unió sus corazones con un beso profundo, intentando transmitir todo el cariño que sentía por ella.

Se separaron un poco pero sin alejarse, hasta que Dahyun, deseando más; volvió a tomar a la mayor para volver a besarla pero con más profundidad, y velocidad.

Sus bocas iban de un lado hacia otro. Con desesperación y ganas de la otra.

Sana puso las manos en la cintura de la menor, la acomodó poniendo su cabeza sobre la almohada, y se subió sobre ella.

La película que veían, pasó a ser sólo un ruido de fondo, en aquel cuarto lleno de amor.

(...)

La vida escolar de Dahyun estuvo siempre llena de obstáculos.

No sólo porque las actividades y manera de enseñanza estaban diseñadas solo para quienes no tienen ningún tipo de discapacidad, y porque es un sistema en el que se espera que todos y todas los y las alumnos y alumnas aprendan lo mismo en la misma cantidad de tiempo; sino que también, la relación con sus compañeros era cruel.

Sobretodo aquel grupo de varones que se encargaban de arruinar cada día de su vida.

Lo peor, era que la escuela no movía un pelo ante tal situación

Les importaba muy poco que una alumna sea constantemente acosada.

Pero el autoestima de Dahyun estaba tan por el piso, que llegó a un punto en que pensó que quizá; se lo merecía.

Fue Sana quien siempre hizo sus días más cálidos, y le hizo ver que ella valía.

Valía muchísimo y merecía ser amada.

Pero sobretodo amarse.

Dahyun no entendía cómo Sana, con tanta popularidad, podía fijarse "en una niña rota, con fallas".

Toda su vida sus ojos habían sido el foco de atención en un mal sentido para las personas.

Pero si eran lindos para Sana, ¿Qué tan feos podían ser en realidad?

Por suerte, su familia también se mantuvo a su lado, pero por desgracia, era solo su mamá, y Dahyun pensaba que ella ya tenía mucho de lo que encargarse como para añadirle otro peso más.

Por lo que no le hablaba sobre sus problemas.

Aquel comportamiento, le generaba mucha culpa a su madre.

Hace unos meses, empezó a notar que su hija estaba decaída. Pero otras veces la veía tan feliz, que ya no sabía si era su imaginación o le pasaba algo.

Y cada vez que intentaba acercarse a su hija, parecía no querer hablar sobre eso.

Ahora, a Dahyun no solamente le hacían bullying, sino que se metían también con Sana, llamándola zorra, o desperdicio de mujer.

Eso enfurecía a la menor, pero se sentía tan vulnerable e inservible, que se enfurecía aún más con ella misma por no poder salvar a su amada de aquella situación.

Se sentía culpable. A sus ojos; la culpa era de ella, y Sana estaría mucho mejor, si nunca se hubiese cruzando en su vida.

Era un pensamiento que la atormentaba.

No quería alejarse de Sana, pero sentía que no la merecía.

Se preguntaba cómo era capaz de que le gustase tanto Minatozaki si nunca le había visto el rostro.

-Es una ensalada de emociones. -Dijo luego de que su novia tomara su mano tras verla divagando tan distraída por varios minutos.

-¿Qué? ¿En qué pensabas? -Rió la mayor por aquel comentario que había soltado Kim tan de la nada.

-Que no te puedo ver, pero siento que conozco cada detalle de tu rostro. No te puedo ver, pero sé siempre tu estado de ánimo. No te puedo ver, pero creo que podría decir qué expresiones faciales pones en cada situación que se presente. No te puedo ver, pero podría saber si estás triste, enojada, asustada, o si hasta tenés hambre. No te puedo ver, pero sé que cuando estás nerviosa, juntás tus labios y te sacas los anillos para ponértelos de nuevo una y otra vez.
No te puedo ver, pero con vos siento una ensalada de emociones, tu tacto, tu risa, incluso sé cuándo y cómo vos me miras a mí. Es tanto, que con vos me gustaría tocar cielo, dormir en el pasto bajo las estrellas, correr en el campo, y vivir todo lo que esté a nuestro alcance.
No te puedo ver, pero si embargo, mi alma te observa muy bien.

Eran tanto amor para dos simples niñas, que no estaban muy seguras de poder manejarlo, solo sabían que querían intentarlo.

Pero Sana no estaba siendo del todo sincera.

Aunque para empezar, no estaba siendo honesta consigo misma.

Un secreto que lleva ocultando desde hace años, era momejto de rebelarlo, o el problema crecería cada vez más.

No quería ni imaginarse la reacción de la dueña de sus suspiros.

Pero era momento.

(...)

Nuestro amor pemanecerá escrito en una lápida quizá, pero aunque llueva y trune no se va a borrar.
Extraño tu mirada perdida y tus labios entreabiertos. Tus discursos románticos a media noche. Y las promesas que hicimos mirando la luna.
Esas travesuras de niña, y todos los sueños por los que espero que sigas luchando.
Búscame cuando quieras, yo siempre voy a estar acá.
Aunque la flor esté marchita, la planta aún puede renacer. 

Bonitos Ojos || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora