Capítulo 15:Boda Cancelada

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Al fin toda duda se había ido, Madara había tomado las agallas para estar junto a _____, miel sobre ojuelas, o al menos eso era lo único que importaba, aunque seguían en Hawái, la boda al fin se había cancelado, solo restaban unos días para volver a Japón y que todo volviera a la normalidad en su empresa, Madara sólo se sentía feliz, y en lo único que pensó fue en intentar tener un gesto lindo con la Uzumaki después de tantas torceduras por su culpa y de demasiados inconvenientes por su cobardía. Miró de nuevo la florería, suspiro algo abrumado mientras intentaba elegir flores que fueran igual de hermosas que ella, suspiro con frustración y miró a la florista tratando de pedir ayuda, era una anciana y le sonrió amablemente.

—¿Buscaba algo en especial? —le preguntó con calma mientras miraban las preciosas flores que había en todo el local.

—No sé de flores, lo único que sé es que la amo mucho y creo que me gustaría un pequeño detalle para regalarle. —sé encogió de hombros un poco avergonzado ante su confesión, se sentía como un idiota, casi nunca tenía detalles románticos, la anciana le miró de pies a cabeza y luego fijo su mirada en el rostro del azabache.

Madara estaba algo confundido ante la acción que ella estaba tomando, ¿lo estaba juzgando?, ¿a caso ella era xenófoba? Suspiro despacio quizás sólo iría a otra tienda y ella le regalo una enorme sonrisa, Madara seguía igual de confundido que al principio.

—Tengo las flores perfectas para que le regales a ella. —sonrió ampliamente y le hizo una señal de que la siguiera, Madara no chisto, necesitaba ayuda sobre que regalarle a _____.

—Muchas gracias, de verdad necesitaba ayuda, no sé nada de flores. —repitió y siguió mirando las flores que había en el camino, la anciana hizo un ademán con su mano y señaló unas preciosas gerberas de distintos colores, eran hermosas y le parecieron lindas.

—Estas flores, simbolizan belleza y inocencia, estas bellas flores se relacionan con la pureza del primer amor y por tu rostro, deduje que ella es tu primer amor, además supongo que ella es la mujer más hermosa que tus ojos han visto —le sonrió mientras señalaba las flores, Madara la miro agradecido, quizás le habían parecido hermosas las flores, pero ahora al saber el significado las flores se le hacían el triple de hermosas, eran perfectas para _____.

—Quiero un ramo de esas flores, por favor. —le pidió amablemente mientras sonreía levemente.

Rato más tarde, el azabache se dirigía al hotel con unos Chocolates y el ramo algo grande de gerberas, suspiro mientras repasaba que decirle a _____. Anoche después del drama de la cena de ensayo, ella le había dicho que pensaría sobre la oportunidad y está vez, se sentía demasiado nervioso, ¿y sino la recuperaba que haría? Se sintió un poco idiota y frustrado ante esa idea, apretó un poco la caja de chocolates, siempre se había dicho que el romance no era para él, pero eso había sido antes de conocer a _____. Subió al elevador y presionó el botón para subir a la habitación de la chica, tocó con suavidad y un ligero “voy” se escucho a través de la puerta.  Y ahí estaba ella, miró algo sorprendida al azabache al ver las flores y los chocolates, bueno Madara esta vez venía en serio sobre recuperarla, quizás había ocasionado grandes problemas por la boda, pero poco le importaba, lo único que quería era estar con ella.

—¿Madara? —le miró sorprendida y un poco confundida, pero una leve sonrisa se asomó en sus labios ante tal detalle, Madara antes le llenaba la oficina de flores, pero jamás le había regalado esas flores, aunque tampoco entendía el repentino cambió de Madara.

—La florista me dijo que estas flores significaban belleza y la pureza del primer amor. —alzó la mirada para encontrar los ojos de la chica, trago saliva un poco nervioso, no sabía muy bien cómo proseguir y tomó aire, se sentía demasiado nervioso. —Y tú eres mi primer amor, _____. —confesó mientras estiraba el ramo y los chocolates. —En la tienda no tenían tus favoritos, pero el señor dijo que eran igual de deliciosos. —sonrió de lado, de nuevo el sentimiento de que se veía patético lo inundó, pero no daría marcha atrás, la tenía que recuperar. —Yo, de nuevo, de verdad lo siento...

Compromisos |Madara y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora