Chupetones

2.1K 137 35
                                    

Natasha estaba cargando los alimentos que tenía en una lista dentro de una bolsa de tela. Comió algo de queso y aceitunas mientras terminaba su tarea, agradeciendo la despensa bien surtida de esa cocina. 

Saludó a los reclutas con los que se topó en el camino hacia uno de los cuartos de almacenamiento de elementos de aseo del tercer piso. Una vez allí, utilizó el palo de una escoba para apartar la tapa de uno de los ductos de ventilación que estaba al nivel del cielo raso. Arrojó la bolsa adentro y luego subió. 

―No puedo creer que tenga que hacer esto ―comentó mientras gateaba dentro del reducido espacio donde estaba su mejor amigo―. Supongo que está demás decir que apestas. 

Clint bajó el celular que lo mantenía distraído, tomó la bolsa y buscó algo para comer. 

―Me falta un día más y tomaré una buena ducha ―prometió el arquero. 

―Y espero obtener algo cuando ganes esta tonta apuesta. 

Barton asintió mientras comía un pedazo de pan. 

―No es tan tonta si piensas en que después de estos tres días aquí, obtendré veinte millones de un multimillonario con ideas descabelladas. Ya tengo planeado todo lo que compraré para los niños. 

―Stark debería pensar mejor antes de abrir la boca y hacer apuestas ridículas. 

―No es mi culpa que no haya creído mi historia sobre lo que sucedió en Budapest. De hecho, esto pudo ser peor. El que me haya puesto un reto de tres días no es nada en comparación con el tiempo en que permanecimos escondidos en la estación del tren ―se encogió de hombros. 

―Estoy de acuerdo ―hizo una mueca―. ¿Necesitas que te traiga algo más? 

―Tengo todo, gracias. Me aseguré de traer suficientes botellas vacías. La comida no duró como pensaba porque he estado comiendo sin darme cuenta. Este ducto está en una ubicación privilegiada, no sabes los chismes que ahora sé. Es como entretenimiento en vivo. 

―No creo que... 

―Shhh ―El hombre la hizo callar. 

La pelirroja frunció el entrecejo y se concentró en escuchar, tal como lo estaba haciendo el arquero. 

―Estoy muy cansada, pero vale la pena el entrenamiento ―comentó una mujer con voz aguda. 

―Por supuesto, Kim. Incluso siento que tengo más fuerza ―concordó otra mujer. 

―Me refiero a que aguantaría todas las rutinas de ejercicios, por muy agotadoras que sean, solamente por tener una vista cercana del capitán América. Ese hombre está hecho para pecar. Doy gracias al cielo porque Rogers sea el suplente de Barton. Si pudiera decidir, el capitán seguiría al frente de nuestro grupo hasta terminar el ciclo de reclutamiento. 

―El capitán es muy atractivo, no lo niego. Es un deleite visual en todos sus ángulos, pero sabes que está casado, ¿verdad? 

Se escuchó un bufido. 

―Amanda, por favor... Hablas como si pensarás que yo pudiera entrometerme en su relación. 

―Te conozco desde la primaria, sé que serías capaz. 

Se escuchó una risa. 

―Está bien, tienes algo de razón. Pero, no es que quiera interferir en su matrimonio. Me bastaría con una noche ardiente con ese supersoldado para sacarme las ganas. Su esposa ni siquiera tendrá que enterarse. En ese sentido, los hombres casados son más discretos ya que no alardean de sus conquistas para mantener su reputación intacta. 

CUTE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora