Ubicada casi en el centro del poblado, a unos metros del toldo de vandálica elfa de pelo celeste, se haya una gran tienda, decorada con cráneos de siniestras aves clavados en altas estacas. Bajo el cálido sol de la mañana, Rayen ingresa en dicha vivienda y, al ver a su residente, saluda:
- Hola, Madre.
Nuevamente, la muchacha se haya ante su progenitora, una mujer a la que el paso del tiempo apenas a dejado marcas en su fino y sereno semblante. Ahí se haya ella, con su cuerpo aun voluptuoso y vigoroso, sentada delante de su hija, sobre la espalda de su desdichado marido. Ocho largos años han pasado, y la señora no a perdido su toque para disciplinar hombres revoltosos y desafortunados.
Señalando con la puntiaguda uña de su largo y delicado dedo índice, la madre le indica a su hija la silla donde debe sentarse, justo delante de la mesa donde descansa un elegante juego de té. Antes de tomar un trago, la señora pregunta:
- Bueno. ¿Cómo te fue? ¿Lograste mejorar tu relación con aquel chico?
- Creo que sí. Al final, fue un buen consejo el tuyo. Si reprimirlo, dejarle bien en claro su posición, no lo hacia desistir de su peligrosa rebeldía, al menos darle un respiro, ceder ante él en una o dos cosas, si que lo ha calmado.
- De todas formas, es alarmante que hayas tenido quehacer eso. - Se lamenta la dama. - Desde que Platenia se independizó de Hispania hace unas cuantas décadas, cada vez los hombres son más revoltosos, más desobedientes. - La mujer derrama un poco de su té sobre la nalga de su esposo. - Justo cómo este perro.
El atormentado muchacho pega un alarido ante la leve quemadura que le provoca el caliente líquido en su glúteo. Un gesto de indignación e incomodidad se dibuja en el rostro de Rayen, que su madre capta con disgusto.
- Capaz se deba a la "masculinidad alienis"...
- ¿La noción que tienen los cautivos como tu prometido de la masculinidad? Puede ser...
- Aun así..., creo que nuestra sociedad hace infelices a los hombres, sean elfos o alienis.
- No digas pelotudeces, Rayen. Los hombres disfrutan del trato que les damos. - La dama chupa dos de sus dedos y, de manera brusca, los introduce en el sensible y expuesto ano de su marido. - ¿Ves? - El hombre comienza a gemir, al mismo tiempo que su falo se erecta. - Si no les gustara, no tendrían estas reacciones. - La sádica señora, movida por una siniestra lujuria, acosa la próstata de su pareja con sus yemas.
- Si de verdad le gustaran estos tratos, no intentarían escaparse cada vez que pueden. Madre, ¿cuántas veces intento fugarse Papá en este último mes?
- ¿Tu padre? - La mujer clava aun más hondo sus dedos en el recto de su marido. - Tu padre no intentó escaparse una sola vez.
- No lo parece... Definitivamente, no es feliz viviendo así.
- Escucha..., Llapüdrayen. Sos una de las principales candidatas a convertirse en la cacique de nuestro lof. Por más infelices que sean algunos hombres, deberías estar al tanto de lo crucial que es la "paz del hogar" para nuestra sociedad y nuestra cultura. La familia es la unidad básica en la que se basa el lof, y si las mujeres no somos capaces de mantener estas piezas, nuestra comunidad se desmorona.
- Las familias se van a desmoronar igual. Nuestra magia no era lo único que mantenía a los hombres con la cabeza agachada. Sí es como decís, y los varones se han vuelto más revoltosos desde hace algunas décadas, entonces la mentalidad que validaba nuestra dominación se está disolviendo.
- ¿Entonces... ? - Pregunta la dama, conteniendo su cólera con un tercer dedo que introduce bruscamente en el recto de su marido.
- Entonces, si queremos mantener la paz dentro de nuestras familias, hay que aflojar la mano, no encadenar a los hombres a ciertas labores y no someterlos a castigos tan crueles. La sociedad que los alienis de Portuaria crearon es cruel con ellos mismos. Si mostramos una faceta más gentil de nuestra sociedad, no necesitaremos recurrir más a los malones para obtener más parejas.
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El Cautivo
FantasyDaniel, un joven humilde del campo, es raptado de un infierno, el del ejército, para caer en otro, el de una tribu de elfos nómadas. Su raptora, una mujer fuerte y de rasgos nobles, pero torcida por los ideales de su sociedad, comenzara un tortuoso...