Uno.

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Volví a mirar de nuevo la letra de Jared en ese papel arrugado y roto. Habían pasado tres años desde que me envió la carta, y ya hacía cuatro años desde que se fue a España. Pasé las yemas de mis dedos por su letra cursiva y suspiré llenando mis pulmones de aire y soltándolo.

Lamí mis labios, doblé de nuevo el papel y lo metí en el bolsillo trasero de mis vaqueros. Me maquillé y me puse mis tacones.

Había perdido todas las esperanzas de que Jared volviera. Justamente, la semana pasada hacia cuatro años desde que se fue. Mi corazón se encogió. Negué con la cabeza intentando despejar esas ideas. Él me lo había prometido, pero la idea de que podría haber encontrado a alguien me ponía enferma.

— ¿Dónde vas? —preguntó mi hermano.

— Tengo que ir a la universidad por el certificado de

nota —cogí mi bolso.

— ¿Puedo ir contigo? —preguntó.

— Claro, vístete.

Cogí las llaves y abrí la puerta. Lo esperé fuera y mordí mi labio impaciente. La puerta del ascensor se escuchó.

— ¡Aria! ¿Has visto mi móvil? —gritó mi hermano.

Entré un poco en casa. — No, ¿no lo dejaste en el salón?

— No lo sé —dijo frustrado.

— No tardes —volví a salir y me encontré a un chico,

estaba parado a mitad del pasillo.

Me quedé mirándolo. Dejé de respirar cuando unos ojos mieles miraron los míos.

Se veía diferente, sus brazos y su cuello estaban llenos de tatuajes y su masa muscular había aumentado. Su pelo estaba rapado por los lados y la parte superior estaba más larga y recogida en una pequeña coleta. Su rostro se había endurecido y llevaba más barba. Sus músculos se tensaban en sus brazos debido a que llevaba dos maletas en peso y sus pantalones vaqueros estaban rasgados. Sentí los latidos de mi corazón aumentar mientras me congelaba allí bajo su mirada. Mi cerebro dio la orden a mis piernas de que debía moverme. Caminé hacia él sin apartar mi mirada de sus ojos.

— ¿Jared? —susurré quedándome a mitad de camino.

— Aria —murmuró lamiendo sus labios.

— Oh dios mío —jadeé cubriendo mi boca con mi

mano. Acorté la distancia que nos separaba mientras Jared dejaba las maletas en el suelo. Abrió sus brazos para recibirme y nuestros pechos chocaron cuando lo abracé. Jared me alzó y rodeé su cadera con mis piernas. Una de sus manos tocaba mi cabello mientras que la otra sujetaba una de mis piernas.

— Te he echado de menos —sollocé en su cuello.

— Yo también, no sabes cuánto —susurró.

— No vuelvas a dejarme, por favor —me separé de él

para mirar sus ojos.

— No volveré a hacerlo de nuevo —tocó mi rostro y me

acercó a sus labios.

Movimos nuestros labios en sincronía dulcemente. Jared me bajó de su cintura sin separar nuestros labios. Cogió mis caderas y me acercó más a él mientras acariciaba su nuca.

— Te amo —susurró a centímetros de mis labios.

— Yo también.

— Aria ya lo he encontrado, podemos ir... —la voz de mi

2. Saga Cree en mi -Recuerda DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora