Seis

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No tardamos mucho en ir visitar Orlando. Habíamos pasado unos magníficos días en Disney World, aunque Jared solía estar la mayoría del tiempo tenso, hasta que pudo relajarse. Me había comprado unas orejas de Minnie y me las puse un día en el parque. No conseguí que Jared se pusiera las de Mickey.

Ryan y Kristen fueron a buscarnos al aeropuerto y me quedé dormida en el coche camino a casa.

— Tienes muy mala cara Aria —dijo Kristen tocando mi

frente cuando ya estábamos en el ascensor.

— Supongo que solo necesito descansar, han sido unos

días intensos —intenté sonreír pero me salió una mueca.

Jared me miraba con el ceño fruncido y miré hacia otro lado. Las puertas del ascensor se abrieron y pasé detrás de Jared.

— ¿Hay algún problema? —escuché la voz de Ryan.

Miré por la izquierda ya que el cuerpo de Jared me tapaba. En la puerta de casa pude ver a dos hombres vestidos de uniforme. ¿Qué hacía la policía aquí? Mi estómago se contrajo.

— ¿Jared Evans? —dijo uno de ellos.

— Soy yo —dijo Jared.

— Suelte la maleta y ponga las manos en alto —dijo

sacando un arma. Me asusté. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué lo apuntaban?

— ¿De qué va esto? —escupió.

— Queda arrestado por el asesinato de Jackson —el otro

policía cogió las manos de Jared y lo esposó.

— ¿Qué? —susurré sin poder creérmelo y sintiendo como

mis ojos se aguaban

— Debe de haber un error —dijo Ryan.

— No hay ninguno.

— ¿Qué? No, por favor —sentí las lágrimas rodar por mis

mejillas—. Jared —susurré—. No se lo lleven —me agarré de la cintura de Jared como pude.

— Tranquila, todo estará bien, nena —intentó tranquilizarme. Sin éxito.

Uno de los policías le recordaba sus derechos a Jared, pero yo no era capaz de escuchar nada.

— Señorita por favor, aléjese.

— No, no, no, por favor —sentí unos brazos separarme de

Jared—. Ryan se lo llevan, no pueden llevárselo.

— ¿Qué ha pasado? —escuché la voz de mi madre.

Se lo llevaban, se llevaban a Jared. Sentí mi corazón romperse en fragmentos pequeños. Escuché un molesto pitido en mis oídos. Mis lágrimas no me dejaban ver con claridad. Veía a mi madre borrosa delante de mí, mis piernas flaquearon y todo empezó a darme vueltas, mareándome y empezando a ver pequeños puntos negros.


Abrí mis ojos al sentir que alguien me llamaba. Los volví a cerrar por la claridad. Pude ver varias personas a mi alrededor, que conocí como mi madre, mi hermano, Kristen y Ryan. Intenté incorporarme.

— No cariño, no lo hagas —dijo mi madre. Jadeé—. Será

mejor que la llevemos al hospital.

— No quiero ir al hospital —murmuré.

— Irás al hospital —dijo dando por finalizada la

2. Saga Cree en mi -Recuerda DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora