Tres

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Jared

La respiración pausada de Aria me informó de que estaba dormida. Me quedé allí despierto, solo sintiéndola entre mis brazos. Escuché la puerta de casa abrirse, y con ello, varios susurros y risitas. No tardé mucho en escuchar los pequeños jadeos de Kristen. Ellos intentaban no hacer mucho ruido. Me levanté y miré a Aria. Su pelo castaño, ahora claro se extendía por la almohada, su rostro estaba tranquilo y sus labios entreabiertos. Me acerqué a ella y besé su frente antes de salir de la habitación.

Me fui a la cocina mientras rascaba mi nuca y suspiraba. Abrí el frigorífico y saqué el cartón de leche. Me eché en un vaso y me lo bebí apoyado en la encimera. Al fin todo se iba solucionando con Aria. Entendía que ella estuviese mal. Me fui durante cuatro años, después de todo lo que pasó. Era normal que estuviese insegura a la hora de volver conmigo, sabiendo que si está conmigo, está expuesta a todo tipo de peligro.

Me odiaba a mí mismo por no poder darle una vida normal. Pero era mi vida, y ahora, la de ella. Pasé una mano por mi pelo desordenado. Dejé el vaso en el fregadero y me fui al salón, sentándome en uno de los sofás. Encendí la televisión, apenas sin volumen, y la miré sin prestar atención a lo que estaban anunciando en la tele tienda.

— ¿Jared? —la voz de Aria me sacó de mi sueño.

Me había quedado dormido en el sofá. Me levanté del sofá frotando mis ojos. Me dirigí por el pasillo y me la encontré saliendo de la habitación preocupada.

— ¿Qué pasa nena? —murmuré.

— Cuando no te vi a mi lado... pensé que... —ella me

abrazó y yo rodeé su pequeña figura con mis brazos.

— Estoy aquí, no me iré a ninguna parte, no sin ti —besé

su coronilla.

— Pensé que había sido un sueño —murmuró.

La apreté más contra mí.

— Ya ves que no, ¿vamos a la cama? —ella me miró.

— Si —susurró.

Se separó de mí y se arrastró como un zombi de nuevo a la cama. Me tumbé en la cama y la abracé. Pronto mis párpados volvieron a pesarme y cerré los ojos.

Esperábamos en la entrada de la casa de Parker, hasta que Luke nos guio hasta su despacho pasando por pasillos con lujosos adornos.

— Chicos, cuánto tiempo sin veros —sonrió—. ¿Cómo

estáis?

— Ahora que hemos vuelto, mejor —contestó Cody.

— Bien, habéis hecho vuestro trabajo en España, eso me

alegra. Habéis dejado claro quién manda allí. Y ahora... Por favor, sentaos - dijo señalando las sillas frente a su mesa. Cody y yo tomamos asiento.

— Los Skinhead han desaparecido durante estos años.

Pero ellos solo se han estado preparando.

— ¿Preparando para qué? —pregunté.

— Ellos vuelven —chasqueó la lengua—. Quiero que os

encargáis de proteger a mi hija —alcé una ceja. ¿Era una broma?— Quiero que seáis su sombra. ¿Me habéis entendido?

— ¿Crees que es necesario? —preguntó Cody.

— Muy necesario.

Apreté la mandíbula, acabábamos de llegar y ahora teníamos que ser niñeros.

2. Saga Cree en mi -Recuerda DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora