Ocho.

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Martha lloraba desconsolada. La madre de Christian estaba abrazada a su marido y Jared se había ido fuera después de darle una patada a la papelera. Christian no había sobrevivido al disparo y yo estaba allí en medio, intentando asimilar la noticia.

Me senté en una silla y apoyé mis codos en mis rodillas para meter mi rostro húmedo entre mis manos. Estaba temblando. No podía creerme que esto estuviese sucediendo, aunque lo veía venir. Lo veía venir desde hacía mucho tiempo, y había tardado en suceder. Lo que no me esperaba es que fuese Christian, y que Martha hubiera presenciado todo.

Todos habían estado pendiente de mí porque era la que siempre tenía a los malos encima, pero no. Ni siquiera sabía cómo seguía viva todavía. Me incorporé y volví a observar a Martha, siendo consolada por Kristen, que llevaba su uniforme puesto.

Me levanté y salí del hospital, agradeciendo por haberme cambiado los zapatos. Limpié las lágrimas antes de salir. Era de noche y hacía un poco de frío. Vi a Jared de espalda, fumando. Me acerqué lentamente a él y lo rodeé por su cintura, apoyando mi cabeza en su espalda. – Lo siento – murmuré.

— Nada de esto tenía que haber pasado.

Seguí abrazada a él, no sabiendo que hacer. Tenía miedo.

Antes de saber que Christian había fallecido, había estado hablando con Martha. Me había contado todo lo que había pasado y eso no dejarme de recordarme a algo parecido que me había ocurrido con Jared, pero sin este final.

Iban a casa de los padres de Christian, que vivían en una casa a las afueras de la ciudad. Christian le dijo que saltara del coche porque había una bomba dentro. Al saltar, y no morir por la bomba, un coche paró tras ellos y le disparó.

No pude imaginarme el dolor y el miedo que tuvo que sentir Martha al ver esa escena. Me aferré más a Jared y cerré los ojos con fuerza. – No puedo creer que ya no esté – dijo Jared con la voz entrecortada.

Me separé de él y no tardé en ponerme delante y abrazarlo, rodeando su cuello con mis brazos. Cerré los ojos cuando sus brazos me rodearon, apretándome contra él. Escuché sus pequeños sollozos y mordí todo mi labio inferior mientras dejaba que las lágrimas recorrieran mis mejillas.

¿Qué hubiera pasado si hubiera sido Jared? ¿Si hubiera sido yo hace unas semanas?

— Vamos a casa – murmuró. – Necesito acostarme.

Me separé de él y lo vi limpiarse las lágrimas con la palma de su mano. Sorbió su nariz y cogí su mano para ir al coche.

Todo estaba oscuro, corría sin mirar atrás. Sentía el pánico correr por mis venas haciéndome jadear. Sentí pasos detrás de mí. Un agarre fuerte por mi cintura me hizo gritar. Taparon mi boca y pataleé. Empecé a tener ansiedad. Necesitaba librarme de ese agarre.
Cerré los ojos debido a la claridad que ahora había en la habitación. Habían encendido unas luces de neón. Abrí mis ojos con dificultad y vi a Jared. Estaba de pie, sus brazos estaban en alto. Sus muñecas amarradas a una cuerda que colgaba del techo. Estaba lleno de sangre.

- Solo queremos que lo veas morir - susurró una voz en mi oído que hizo que me estremeciera. Un hombre al que no pude verle la cara sacó una navaja, o no, era un cuchillo, y lo apuñaló. Sollocé en la mano de ese hombre mientras mis lágrimas me nublaban la vista. Volvieron a apuñalarlo y grité del dolor que sentía en mi pecho.

Desperté y no vi a Jared en la cama. Me estiré mientras bostezaba. Me incorporé y miré la hora. Decidí levantarme y me quedé parada a mitad del pasillo cuando vi a mi padre en la puerta. Él me miró y agachó su mirada, suspirando y saliendo.

2. Saga Cree en mi -Recuerda DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora