<𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓸𝓬𝓮>

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—Tal como lo escucha, Lee

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—Tal como lo escucha, Lee. Este hombre no sólo los dejó morir, también los vendió. El pequeño pueblo en el que vivías estaba muy bien oculto...

—No sigas. —Entonces, ChangBin toma con fuerza el cuello del Rey.

—¡ChangBin, detente! —Felix exclama, y Seo no tiene de otra más que obedecer. No quería hacer algo realmente feo frente a él.

—¡Magnífico, joven Lee! No tenía idea de que este ser estuviera a sus servicios. ¿Sabe todo lo que podría ser capaz de lograr? como ya se dará cuenta, convencer a este hombre no se me es factible*, ¡Y eso que soy el Rey! pero usted pudo hacerlo. Dígame, ¿Cómo lo hizo? ¿Un pacto? ¿Un simple trato? 

—No, no es nada de eso. Ahora, háblenme de lo recién mencionado. ¿ChangBin, qué hiciste? 

—Déjeme responder a eso. Este hombre sólo le mentiría si lo dice él.—El Rey se pone de pie, pero en ese mismo instante, ChangBin lo regresa a su asiento.

—No, soy muy consciente de la delicadez de este tema, así que me aseguraré de que mis palabras no sean tergiversadas*. 

—Muy bien, entonces espero que sean fidedignas*. Todo lo que me contó a mí, él lo debe de saber.

Mientras tanto, Lee parecía tener un signo de interrogación pegado en la cara, desde hace un rato los hombres frente a él habían estado mencionando palabras complicadas que nunca antes había escuchado.

—Felix yo no soy y probablemente nunca fui un ser bueno, amable o agradable si quiera. Así que, no espero que me comprendas, sólo no me odies. 

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Hace casi catorce años... no, casi toda mi vida, fui temido y odiado por todo aquel que sabía de mi existencia. Vagaba solo y asesinaba a cualquiera que se cruzara por mi camino...

—Y así dice que no quiere unirse a mi ejército, ¿no le parece gracioso?

—¡Usted cierre la boca! —Exclama Felix con la voz más gruesa que puede hacer, asustando a todos ahí, incluso a los mismos guardias.

—Wow... está molesto... —Murmura Seo.

—¿Podrías seguir?

—Bien. Como decía, todos me odiaban y yo odiaba a todos. 

—¿Podría dejar de contar su vida e ir al grano?

ChangBin chasquea la lengua y decide ignorar al Rey, quien no sabía cuándo cerrar la boca.

—La empatía había sido olvidada desde hace muchísimos años atrás, por lo que, cuando encontré cierto pueblo muy escondido en el bosque, se me hizo bastante fácil venderlo por... nada.

—¡¿Nada?! ¡¿Eso valía la gente para ti?!

—Así es. —Responde sin ningún titubeo, iba a decir la verdad, ya nada importaba. 

𝑫𝒖𝒍𝒄𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐||𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝐿𝒾𝓍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora