<𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓬𝓾𝓪𝓽𝓻𝓸>

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Todas las noches, antes de dormir, recordaba aquella encantadora sonrisa que Seo le había regalado y el sueño recién conciliado desaparecía a la velocidad de la luz, ah, ¿Qué le estaba pasando? No importaba cuánto lo pensara, nunca llegaba a encontrar una respuesta coherente.
Cuando se cansó de pensar, su maravillosa mente le dijo una muy posible razón por la que no dejaba de pensar en Seo. ¡Vaya, pero que sencillo era todo! Y él que se había quemado la cabeza tratando de averiguar una razón.

—¡Eres un brujo! —Felix exclama cuando encuentra a ChangBin en el balcón.

—¿Disculpa?

—¡Me hechizaste!

—¿De qué estás hablando?

—¡Hacerse el tonto no te va a funcionar ahora que sé la verdad!

—¿Te volviste loco?

—¡Conozco tu secreto, viejo sucio!

—¡¿Viejo sucio?!

—¡No evites el tema! ¡No he dejado de pensar en ti desde que me mostraste esa tan encantadora sonrisa! Quiero decir... ¡Fea sonrisa! ¡Todo el tiempo estás en mi mente y no me dejas dormir! ¡Mi estómago siente náuseas y un extraño sentimiento se apodera de mí!

—¿Qué? —ChangBin se burló —, ¿acaso te gusto?

Y Felix sintió sus orejas arder. ¡¿Por qué no pensó en eso antes?! Ah, de todas maneras eso era imposible, ¡¿Lee Felix teniendo sentimientos románticos hacia un hombre?! Para nada. ¡Esas cosas son malas! ¡Del demonio! ¡Un completo pecado!

—¡N-no es así! ¡Tú me hechizaste! ¡No puedo creerlo! Yo confiaba en ti.

—Felix, yo no te hice nada.

—¡¿Cómo sé que no mientes?!

—Nunca sería capaz de hacer algo así. En primer lugar, ¿Por qué lo haría? Tal vez sólo es tu imaginación.

—¿E-eso crees?

—Probablemente no has estado durmiendo muy bien estos días, ve a la cama de una vez.

—No quiero, no tengo sueño. Todo es por tu culpa.

—¡¿Qué fue lo que hice?!

Felix no dice más y se recarga en el balcón, mirando hacia las montañas, preguntándose cómo se verían más de cerca.

—¿Quieres ir? —Seo pregunta de repente.

—¡N-no, para nada! —Responde ahora avergonzado al darse cuenta de que el contrario había estado mirándolo.

—Bien, vamos.

—¿Eh? Acabo de decirte que no.

—Aún así, tú realmente quieres ir. ¿No es así?

𝑫𝒖𝒍𝒄𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐||𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝐿𝒾𝓍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora