𝓔𝓹í𝓵𝓸𝓰𝓸

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“¿Qué mierda?”

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“¿Qué mierda?”. Era la única frase que cruzaba por la mente de Seo. No pudo sentir la presencia de aquel hombre que había atravesado el pecho de YongBok, ni siquiera sabía quién demonios era.

ChangBin se encontraba en shock al ver en el piso al ser que más amaba en esos momentos y se sorprendió cuando miró una sonrisa macabra en un cuerpo extrañamente familiar. YongBok había apuñalado a YongBok. Una vez más, ¿Qué mierda?

—¡Felix! —Exclama Seo, tomando al joven entre sus brazos y mirando hacia arriba —. ¿Felix?

—Oh, no. Sólo tomé prestada ésta forma. Ya sabes quién me mandó, ¿Cierto? Seo, se supone que tú no debes ser feliz, pero, no tengo nada en tu contra. Sólo sigo órdenes, ¿De acuerdo? —Y, con una sonrisa en el rostro, mostrando que lo anteriormente dicho era mentira, desaparece en un abrir y cerrar de ojos.

—No quiero morir, ChangBin... ¡No quiero! —Exclama Felix y escupe sangre por la fuerza que hace al gritar.

—Tranquilo, tranquilo. Relájate, Felix... Todo estará bien... —Entonces, hace lo que jamás creyó volver a lograr; llorar.
Sollozaba de tristeza, remordimiento, odio, amor y por muchas cosas más. No sabía qué hacer sin Felix, estaba tan enamorado que juraba que moriría del dolor, aunque claro, sería imposible. 

—Yo... A pesar de que estuvimos muy poco tiempo juntos...

—Felix, no digas nada. ¡No te atrevas!

—Lo siento, ChangBin. No sabes cuánto me gustaría estar contigo por toda la eternidad. En serio, toda la eternidad... Pero, me temo que no será posible... ¿Verdad?

—No lo haré, Felix. No quiero que te rompas en mil pedazos. —Dice, negándose a la idea de ver a su amor morir de tal forma.

—Entiendo... Seo ChangBin, mi amigo, mi salvador, mi protector, mi amante... Mi todo... Compartir mi vida contigo habría sido un bello regalo. Yo creo que te... Te amo. —Y con lágrimas en los ojos, cerró los párpados esperando el descanso eterno.

Seo desvío la mirada, con un río resbalando por sus mejillas y, entonces, deja a YongBok en el piso con el mayor cuidado posible, se pone de pie y mira a su alrededor. El mundo se veía tan solitario y vacío en esos momentos. No quería seguir así.
Entonces, muerde su brazo con fuerza y se lanza a los labios del joven que yacía en el frío piso. Una vez más estaba siendo egoísta. ¿En serio estaba bien?

Se sienta mientras nota cómo una gota de sangre resbala por las comisuras labiales del pecoso. Mira con cuidado y se aleja con cautela. Siente que el mundo se detiene cuando escucha que Felix toma una bocanada de aire y comienza a retorcerse, además de agrietarse y cristalizarse.

Se iba a romper.

Lágrimas siguen bajando por su rostro y, aquellas horribles grietas en su cuerpo, comienzan a borrarse de repente, junto con el dolor de YongBok.

𝑫𝒖𝒍𝒄𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐||𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝐿𝒾𝓍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora