<𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓤𝓷𝓸>

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Un hombre

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Un hombre. Había un hombre mirando desde abajo, vestido de negro en su totalidad. Su mirada era tenebrosa y su piel era tan blanca que parecía nunca haber sido tocada por el sol. Mantuvieron la mirada por un segundo y al momento en el que Felix parpadeó, aquel hombre había desaparecido por completo. Decir que no estaba asustado era muy poco, ¿Qué rayos acababa de suceder? Juraba haber visto a alguien allí abajo.

Felix respira con profundidad, convenciéndose de que era sólo su imaginación y todo eso se debía a que no había estado durmiendo correctamente. Cuando cree que tiene bien controladas su emociones, gira con la intención de volver a la cama y descansar como se debe, pero choca con algo, mejor dicho; con alguien. Suelta un grito nada varonil y está a punto de caer del balcón, pero es tomado del brazo y regresado con fuerza.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Qué es lo que quieres?! ¡¿Cómo entraste aquí?! —Se suelta de manera brusca y se aleja entrando a su habitación. Siente que su mandíbula está a punto de caer al suelo por abrir tanto la boca en asombro. Era el mismo tipo que estaba abajo, ¡No era su imaginación!

—Una pregunta a la vez, no puedo con tanto.

—¡¿Quién eres?!

—No es necesario que lo sepas, sólo dámelo. —Extiende su mano y observa la mueca de confusión que tiene el chico ridículamente más alto que él.

—¿Qué? ¿D-de qué hablas?

—El collar que tienes puesto, dámelo.

—¡¿Disculpa?! ¡No te lo daré, es mío! —Por un momento, su confusión se va y es reemplazada por molestia, seguro se trataba de un ladrón.

—Pero que niño más mentiroso. Ese collar me pertenece.

—No lo creo, ¡Fue un obsequio y no pienso dártelo!

—¿Un obsequio? Lo siento, niño, pero yo jamás te regalé eso.

—¡Porque no es tuyo!

—Te estoy diciendo que lo es.

—¡No es verdad!

—Si eso piensas, entonces dime, ¿Quién te lo dió, entonces?

—Fue... Uh... ¡No lo recuerdo, pero me lo obsequiaron!

—¿No lo sabes? —El desconocido suelta un suspiro y cuando Felix vuelve a parpadear, el collar ya lo tiene él.

—¡Hey, devuélveme eso! —Exclama dándole nada de importancia al cómo fue que logró quitarle el collar sin siquiera acercarse y al nostálgico olor que tiene el contrario.

—¿Cuántas veces debo decírtelo? Me pertenece.

—¡¿Cómo sé que te pertenece?!

—Por esto. —Señala las iniciales en la parte trasera del collar de plata.

𝑫𝒖𝒍𝒄𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐||𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝐿𝒾𝓍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora