Capitulo 1

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Christian Grey colgó de golpe el telefono y se dirigió a la ventana de su oficina en el piso diecinueve. Luego se quedó mirando Azotea Square, iluminada por el sol.
   Acarició el telescopio que tenia istalado alli.
El juguete perfecto para un ejecutivo perfecto, le habia dicho su suegra cuando se lo regaló por navidades. Lo habia instalado en su oficina para no herir los sentimientos de Susan. Los juguetes eran para los niños y lo ultimo que un ejecutivo de una gran compañia necesitaba en su lugar de trabajo era algo que lo distrajera.
   Frunció el ceño.
   Una rubia en minifalda estaba cruzando la plaza, creando una ola magnetica entre los hombres que pasaban por alli. Como impulsados por una fuerza invisible, los hombres que iban en su misma dirección se acercaban más a ella, mientras que los que iban en otras direcciones trataban de seguir un rumbo de intersección..
    La sigió con el telescopio y la miró detenidamente. Estaba claro que era una rubia teñida, eso lo veia por el reflejo del sol en el cabello rubio platinado y, a juzgar por la cantidad de pierna que mostraba y la forma provocativa de andar, era muy consciente del revuelo que estaba montando.
    Christian sonrió amargamente cuando un joven casi se rompió el cuello por seguir mirándola. ¡ Pobre idiota! Tal vez eso le enseñaria algo; pero lo dudaba.
   Gracias a Dios, él era demasiado viejo para esas tonterias. Por fin habia dominado la peligrosa fascinación que las rubias sexys y artificiales habian ejercido sobre él. Ahora las podia mirar e, incluso, admirar, como desde fuera. La experiencia le habia enseñado que las mujeres que le prestan más atención al exterior solian ser las menos excitantes en la cama y las más egoistas emocionalmente.
   Para Christian, esa mujer de ahi abajo no representaba un reto provocativo para su  masculinidad, sino un desagradable recordatorio de su  incipiente problrma.
   Apartó el telescopio violentamente.
¡ Mujeres!
  En ese momento, podria haber mandado a todo el sexo femenino al infierno.
  Pero las necesitaba...o, mejor, necesitaba a una mujer en particular.
   Y ella , gracias a Dios, era la completa anttesis de la que estaba organizando ese revuelo alli abajo.

Buenas noches aca volviendo a empezar, haber como nos va.

Una Rubia muy especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora