Yeonjun veía su reflejo en el espejo y no lo creía.
No creía posible que esa era la persona que era ahora; tan simple, tan ordinaria y tan melancólica. Se suponía que era el mejor día de su corta vida, pero no sentía felicidad por ningún lado. Era obligado a hacerlo y aunque a muchos les encantaría estar en su lugar, él sentía como sus entrañas dolían y como su corazón latía del arrepentimiento. Se acomodaba el moño del traje con cuidado, se ponía su saco color negro y seguía mirándose en el espejo, con dolor.
De repente alguien toca la puerta, era su madre. Yeonjun le permite la entrada y ella asoma la mirada, tenía una enorme sonrisa en su cansado rostro.
—Daniel, ¿Ya estás listo? El padre te espera —le avisa, Yeonjun maldice el que lo haya llamado por ese nombre tan ajeno.
Le responde con una mirada seria, sabe que su madre no hubiera querido esto para él, pero sin embargo tampoco hizo algo para detenerlo. Mira como la mujer que lo crió se acerca y detiene la mirada con el ceño fruncido. Ella toma un peine de la mesita de a lado y comienza a cepillar con cuidado sus rubios y alborotados cabellos.
—¿Qué te he dicho sobre peinarte? —regañó ella, moviendo los cabellos de su hijo de un lado a otro —Hoy es el día de tu boda, deberías hacer un esfuerzo por verte bien, ¡Mira, el moño está mal acomodado! —la mujer toma el adorno del traje de su hijo y lo acomoda correctamente con brusquedad. El jóven sólo suspira y mira a su madre con tristeza.
—No es normal que un adolescente de dieciocho años se case, mamá. —le dice él— ¿Por qué permites esto? —le susurra y ella alza la mirada con los ojos cansados de siempre.
—Sabes que en esta familia es costumbre, Daniel. —la mujer deja el peine nuevamente en la mesa — Tu padre lo quiere así y es tu deber obedecer, yo no...
—Pero yo no la amo, mamá. —interrumpe.
Ella suspira, bajando la mirada.
—El matrimonio no se basa en el amor, hijo mío. En la actualidad se ha tomado esa creencia, pero, créeme, no es así. Sólo es un acompañante de vida, es solo...
—Pero nos obligan —interrumpió una vez más.
Su madre ya no sabía que más decir.
—Lo sé, pero...
—¿Y que hay de Tzuyu? ¡A ella la obligaron cuando tenía sólo quince! —Yeonjun grita, y sin notarlo a su vieja madre le comienzan a salir lágrimas de los ojos — La entregaron a un jodido pederasta, madre, ¡ese hombre tenía veintitrés cuando sucedió!
—Daniel, por favor, cállate.
—¡No, no es justo! De repente un día llega mi padre y me dice que debo casarme con una mujer a la cual ni siquiera conozco, joder, ¿sabes cómo me hace sentir eso?
—Daniel...
—¡Y todo es para salvar el estatus de familia privilegiada!
Y entonces, la mujer no soporto más y azotó su palma contra la mejilla de su hijo.
—¿PUEDES CALLARTE DE UNA MALDITA VEZ? —ella alza la voz —Ya sé que hice mal, ¿de acuerdo? Lo sé, no he sido buena madre, pero... ¿No te has puesto a pensar que, yo también he sido obligada a casarme?
Yeonjun se queda callado y su madre lo mira con la cara demasiado roja.
—Yo nunca ame a tu padre, Daniel. Nunca. Es una tradición de la familia y así seguirá por mucho tiempo más, ¿oíste? Yo no puedo hacer nada, yo no...
—S-señora Choi.
La voz de una de las empleadas interrumpe los gritos de la mujer, ella voltea con rapidez.
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𝐒 𝐏 𝐘 𝐍 𝐊 𝐄 𝐄 𝐑 | 𝒀𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏
FanficEn otoño del 2016, por el norte de América, Choi Yeonjun es obligado a casarse a la corta edad de dieciocho años para enriquecer a su familia, sintiéndose ferozmente infeliz hasta que pasan tres años; su esposa está embarazada, y siente la necesidad...