- Capitulo 6

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Las luces parpadeantes de las estrellas se iluminaban en el rostro de las dos únicas personas de esa solitaria ciudad, que parecía ser interminable.

Yeonjun recuerda haber pensado que Soobin era particularmente atractivo desde la primera vez que lo había visto, pero en ese momento del presente su rostro estaba precioso, y su corazón se agitaba cuando volteaba verlo incluso si era de reojo.

Sus cabellos oscuros combinaban a la perfección con su piel y sus labios rosados, no sabía porque de repente pensaba en ello, pero lo que jamás iba a negar era que ese chico era guapo, y mucho.

No sabía si era algún tipo de envidia (porque quizá no podía ser igual de atractivo) , pero no podía dejar de mirarlo aquella vez.

Estaban caminando como siempre sin rumbo alguno,mudándose a cada esquina para descansar o comer, mirando las curiosidades y tratando de encontrar cualquier pista para poder salir de aquel mundo. O bueno, en realidad para que Yeonjun pudiera irse, porque Soobin no quería hacerlo.

Era extraño porque al ser las únicas personas de aquel sitio ellos no prendían las luces de todos esos edificios, se habían dado cuenta que  cada y que el cielo toma un color oscuro pasa que  la iluminación de los sitios se prendían automáticamente.  Se asustaron las primeras veces cuando lo notaron, Soobin le pegó en la cara a Yeonjun de manera cuestionable una de esas veces, como impulso del susto, Yeonjun tuvo la cara roja por mucho tiempo.

Ellos tomaron eso como obra de los habitantes, que al ser un sitio en el que eso era muy frecuente, habrían hecho que las luces se prendieran y se apagaran con los cambios; cosa que por supuesto, el rubio admiraba con recelo.

Ese día (o noche, como fuera  que se llamara la clase de tiempo de ese sitio)  habían comido sushi  congelado, a petición del azabache. Ahora estaban caminando uno a lado del otro, como ya solían hacer desde que habían hecho un acuerdo.

— ¿Qué hubieras estudiado si tus padres te hubieran dejado ir a la universidad? — pregunta el azabache, de manera repentina. Yeonjun sale de sus propios pensamientos y decide prestar atención a la charla.

Ante la pregunta, simplemente hace una cara pensativa.

— No lo sé — respondió con simpleza — Ni siquiera dejaron que lo pensará.. aunque me hubiera gustado una carrera muy agotadora, de esas que te dejan dormir solo una hora, ¿sabes cuales?

Soobin asintió.

— Sí.. de esas que mis padres me criaron para que estudiara — dijo él, con una voz muy suave y débil — Creo que a ellos les hubiera gustado tener un hijo como tú.

El rubio miró a su contrario con pena. Algunas veces ese chico hacia comentarios de ese tipo, dándole a entender de a poco la razón por la que no quería volver a su realidad.

¿Enserio le habrían ocasionado mucho daño?

— Las estrellas son mucho más hermosas aquí — cambió de tema lo más pronto posible, mirando hacia arriba. Las estrellas de la ciudad abandonada eran de colores pasteles, haciendo ver al cielo mucho más hermoso que la realidad que conocía. Soobin solo siguió su mirada y se quedó apreciándolas junto al rubio.

Se quedaron en silencio por un buen rato, mirando las estrellas con mucho detenimiento y atención. De pronto una brisa medianamente fuerte chocó contra sus caras, y con eso, un extraño periódico chocó contra las piernas de Yeonjun.

Como era obvio, este lo tomó antes de que el viento se lo llevara a otra parte.

Entonces leyó el gran título sobresaliente, sin entender el idioma del sitio. Soobin se acercó para mirarlo.

𝐒 𝐏 𝐘 𝐍 𝐊 𝐄 𝐄 𝐑 | 𝒀𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora