- Capitulo 14

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Después de esa noche, nada volvió a ser igual.

Nada pudo asimilarse a su relación de antes, ni siquiera al día siguiente en el desayuno, o después de tres días encerrados en ese edificio. Yeonjun decidió ignorarlo, decidió hacer todo por su cuenta, sin confiar una vez más en Soobin.

Resultaba deprimente, y de cierto modo decepcionante, después de todo; pero Soobin lo entendía, sabía que había sido un desgraciado por no haberlo dicho antes. ¿Quién, con todas esas ganas de vivir no se hubiera puesto en una posición negativa si alguien en quien comenzaba a confiar, le decía que posiblemente estaba muerto?

Muerto.

M-U-E-R-T-O.

Cada sílaba, letra, y sonido individual de estas sonaban espeluznantes.

Él lo había deseado con muchísima fuerza, ¿pero qué debía sentir respecto una persona que quería vivir?

Tampoco tenía mucho sentido. ¿Estaban en el limbo, en un infierno? Si se suponía que estaban muertos, ¿en dónde estaban, en ese caso?

Deseaba que no fuera así. Él podía matarse todas las veces que él quisiera, ¿pero qué hay de esa otra persona que se estuvo mantuviendo a pesar de eso?

Muchas de esas cosas atravesaron su mente desde que ya no intercambio palabra con él. Evidentemente, estaba enfadado, mucho. No lo culparía si deseaba ya no entablar una conversación nunca más. Se lo merecía.

Al final, pasaron cuatro días. Durante la noche de este último, Soobin paseaba enfrente de la puerta de la habitación donde solía dormir Yeonjun. Quería pedirle perdón. Era lo mínimo que podía hacer, ¿cierto?

Después del día frío y lluvioso en donde fueron a parar a ese sitio, los dos se enfermaron gravemente. A pesar del enojo, Yeonjun trató de cuidarlo de eso. Por ello, Soobin le llevó un té, porque él aún no podía recuperarse.

¿Debería tocar la puerta? ¿Debería llamarlo? ¿O sólo irse de ahí antes de que pueda cometer una locura?

Después de varios minutos tratando de pensar, la puerta se abre repentinamente y el rostro del otro chico entra en el campo de visión de Soobin. Se queda congelado, literalmente.

Él sólo lo mira, con sus ojos hinchados y con bolsas debajo. No parece de muy buen humor.

- Yo..

- Vete. - interrumpe, antes de que pueda decir otra cosa.

Se siente una corazonada en ese instante. No debió haber ido, probablemente podría enfadarse más.

- No, por favor escucha..

- Dije que te fueras. - le contesta aún más irritado.

Había olvidado que Yeonjun estando enojado, daba mucho miedo. No lo había presenciado desde la vez que se conocieron.

- No.. Al menos, acepta el té que te traje.. - acerca el vaso, con las manos temblorosas. No sé dió cuenta hasta que sintió el té salpicarse por sus dedos.

Yeonjun fija su mirada en eso, y su expresión se suaviza un poco. Entonces le arrebata el té de las manos, y cierra la puerta en sus narices.

No resultó tan bien, pero al menos le aceptó el té.

A la mañana siguiente aún seguía sin haber una conversación, sólo miradas y gestos. Yeonjun ya no se veía tan enojado, realmente. Tal vez solo estaba.. decepcionado.

Sus investigaciones habían parado desde esa vez, porque habían concluido que no podían salir de ahí. No estaban seguros si esas personas se habían ido, y no podían arriesgarse a asomar su rostro por las ventanas. Tenían todo cubierto en ese caso.

𝐒 𝐏 𝐘 𝐍 𝐊 𝐄 𝐄 𝐑 | 𝒀𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora