- Capitulo 13

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Era un hecho que en la dimensión en la que se habían topado, tenía ciertas diferencias de lo que Soobin y Yeonjun veían  como algo "normal". Por decir sólo unos ejemplos, está el hecho de que el tiempo funciona de una manera indescifrable, el cielo toma colores que no se suelen ver, y también está el caso de que existen criaturas extrañas, con habilidades extrañas.

Yeonjun tenía bien en claro que en realidad, no habían demasiadas diferencias entre su mundo y ese otro. Era extraño, escalofriante. A veces creía que Spynkeer era un sitio en donde todo era más simple, y que alguien lo manipuló. Que algo lo dañó.

Después del almuerzo de esa vez, cuando Soobin terminó de comer el sushi congelado y cuando Yeonjun ya no deseaba comer más sopa instantánea, los dos chicos estuvieron haciendo cualquier cosa para descubrir algo más.

Yeonjun estaba examinando las jeringas, Soobin estaba curioseando por ahí. Independientemente de un escape, se habían interesado en aquel lugar.

Esa vez ocurrió algo extraño, algo que estando allí ellos nunca habían visto. El cielo era gris, y lleno de nubes; tal y como se ve cuando está a punto de llover.

Ellos en algún punto pensaron que el clima no era de preocuparse, pues lo único que habían notado era que el cielo cambiaba de colores de manera aleatoria. Pero, en esos días, se descartaban esas ideas.

Había mucho viento, y el ambiente era tenso, incluso se escuchaba uno que otro trueno. Intentaron mantenerse calmados, pero ya no podían ignorarlo más.

— Yeonjunnnn — llamó Soobin, corriendo hacia el mencionado rubio. Vestía de un curioso impermeable amarillo que había visto en una tienda y en su cara había una enorme sonrisa.

— Humm — respondió Yeonjun, sin ganas.

El chico azabache se acercó, quitándose el gorro del impermeable, liberando su oscuro cabello, antes de mostrar una extraña flor turquesa.

— ¿Qué? — cuestionó Yeonjun, al ver la flor y no ver nada extraordinaria en eso.

Soobin solo levantó los hombros.

— Nada. La flor me pareció bonita, quédatela — le dijo.

El mayor se quedó atónito. Era obvio que de algún modo se había puesto nervioso, pero lo supo disimular muy bien.

— ¡Oh, Soobin! ¿Te das cuenta que literalmente, no conocemos nada de este lugar? ¿Qué tal si es una flor venenosa? Ahg, ¡más cuidado! — exclamó.

Pero Soobin siguió sosteniendo su sonrisa.

— Sabes que no lo es. — dijo, sentándose a su lado para ver lo que su compañero había estado haciendo — ¿Algo nuevo que agregar?

— No, nada novedoso. La sustancia amarilla no parece ser algún tipo de medicina, eso es un hecho. Si tomamos en cuenta que el gobernante de estos individuos no quería a su pueblo, puedo apostar que los envenenaban. O tomando lo que tu has supuesto, puede que al inyectar esta sustancia, la sangre de las personas se haya vuelto amarilla.

— Ya, muy brillante de tu parte. Pero, si es así, ¿dónde hubieran puesto todos los cuerpos?

Yeonjun le regaló una sonrisa a su compañero.

— No olvides que las manifestaciones en contra de un gobierno dañan la reputación de éste, Soobin. Usualmente lo que hacen es matar a muchos, y ocultar los cuerpos  en donde se pueda. Enterrarlos o incluso quemarlos, para luego darlos por desaparecidos. — explicó el rubio — Todo esto para que no se registren muertos y el gobierno no tenga culpabilidad.

𝐒 𝐏 𝐘 𝐍 𝐊 𝐄 𝐄 𝐑 | 𝒀𝒆𝒐𝒏𝒃𝒊𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora