Capitulo 11

128 11 2
                                    

El olor del hospital se asomaba en mis fosas nasales. Abrí los ojos con cuidado. Veía todo borroso y parpadee unas cuantas veces hasta que mis ojos volvieron a la normalidad. Las 4 paredes que me rodeaban eran totalmente blancas. Un sillón bastante viejo se hacía presente al lado donde yo estaba tumbada y encima de el, estaban mis llaves, mi teléfono y un poco de dinero. Mire mi brazo derecho y un tubo con suero estaba enganchado. Nunca había estado en un hospital ingresada y eso hacía que mis nervios aumentaran más. Y ahora que me paraba a pensar. ¿Quién me había traído? Esa duda rondaba por mi cabeza cuando entro un señor mayor, con el pelo canoso y ojos verdes esmeraldas. Llevaba la bata de médicos y un informe.

- Hola Victoria. Soy el Dr Marvin. No creo que te acuerdes mucho de cómo llegaste aquí la madrugada de hace dos días. Un chico llamado Edgar McVille te dejo a las 2 de la mañana y me conto que le habían metido alguna substancia en la bebida. El se fue y yo te atendí. Y desde entonces llevas unas cuantas horas en observación. La substancia ya se ha retirado de tu cuerpo. Y ahora mismo te voy a dar el alta para que puedas descansar en tu casa.

- Muchas gracias doctor – dije sinceramente – ¿Le puedo hacer una pregunta? – él asintió con la cabeza – ¿Ha venido alguien a visitarme?

- No, pero una persona dejo un sobre para ti. Toma – y me la entrega – Te dejo para que puedas vestirte. Estaré en recepción esperándote para firmar los papeles del alta. – y acto seguido se fue dejándome sola, como había estado en toda mi vida.

Observo la carta que está en mis manos. La reconocería en cualquier lugar. La abro con la sorpresa de que me habrá escrito Dark.

Dulce Victoria

Siguiente movimiento para este bonito juego: infórmate de la casa que tuvimos nuestro primer encuentro.

Espero que esa substancia que te haya puesto, no te haya dejado inmóvil para jugar.

Dark.

Y ahora todo me cuadraba. La substancia me la había puesto él en la bebida. Espera, ahora que me paraba a pensar, Dark podía haber sido el siniestro payaso que no paraba de mirarme. Pero algo no me quedaba claro. ¿Edgar no se había dado cuenta de la droga que me metieron en la bebida? Y ahora tenía que investigar sobre la casa donde me había tirado un piano por las escaleras. Esa casa, estaba en mi calle. Yo lo único que sabía de esa casa, es que hacía mucho tiempo que ahí no vivía nadie. Y más pensamientos venían a mi cabeza y decidí ponerme una camiseta, unos pantalones y unas bambas que me habían dejado unas enfermeras. Seguro que son de objetos perdidos.

10 minutos, salí de la habitación y me encamine hacia recepción. Y ahí estaba el doctor, en recepción esperándome como me había prometido. Me acerco a él y tramitamos los papeles para el alta. Después de firmarlos, me indica que tengo que hacer reposo todo lo que queda de día, nada de malgastar fuerzas. Me dirijo fuera de ese hospital que tanto me agobia y ya huelo el aire fresco que tanto añoraba.

Me acorde de que ni siquiera tenía coche para volver a mi dulce morada. Asique cogí un taxi que había parados en la entrada del hospital. Entre en ese pequeño coche y le dije la dirección de mi casa al taxista. Y el encendió el motor conjunto con la radio y una vieja canción the Beatles resonaba camino a casa.

20 minutos largos habían pasado hasta que llegue a mi casa. Pague al taxista con el poco dinero que tenia y baje del taxi. Fui caminando hasta llegar a la puerta principal. Saque mi llaves de casa y en un abrir y cerrar de ojos, abrí la puerta. El calor de mi casa me recibía con los brazos abiertos. Y sin pensármelo dos veces, me tumbe en el sofá y me quede plácidamente dormida.

______

La alarma de mi teléfono sonó como cada lunes a las 7 de la mañana. La cabeza me daba vueltas como una noria en una feria. Fui directamente a la cocina a coger una pastilla para ese dolor. Cogí un poco de agua para que ayudara a tragarme la pastilla. Cuando terminé, decidí darme una ducha. No me había duchado desde que volví ayer del hospital y literalmente, olía a medicamentos.

Cogí todo lo necesario para mi relajante ducha. Me metí en el baño y en 5 minutos salí de la ducha. Me vestí ni muy arreglada ni muy dejada. Solamente ropa cómoda. Cogí mi bolso y metí dentro mi teléfono, dinero y mis llaves. Cogí una manzana y salí dirección al coche.

Una vez metida en el coche, lo arranque pero no funcionaba. No sabía cuál era el problema. Mire el indicador de gasolina y ya me di cuenta del problema. Se había quedado sin gasolina. Frustrada salí del coche y lo cerré. Mirando el coche, me di cuenta que había rastro de gasolina seca saliendo por el agujero. Asique, alguien tenía que haber sido. Porque un coche no se abre el soplito y se saca la gasolina. Con más frustración aun, me fui directa al trabajo, porque ya llegaba tarde.

Tras 25 minutos de una larga caminata, llegue a mi trabajo. Aparte la idea de subir en ascensor y subí por las escaleras. James estaba con el teléfono fuera de mi sala de fotografía. Y mi teléfono empezó a sonar. Me estaba llamando a mí. Normal, llegaba 10 minutos tarde y todos mis compañeros de sesiones y la modelo, tendrían que estar de los nervios.

-Ya estoy aquí, lo siento he tenido un problema con el coche. – le dije a James sin mirarle y entrando a la sesión.

_______

4 largas sesiones que ya se habían acabado y tenía como 2 horas libres. Como no tenía nada que hacer, decidí buscar información sobre la casa abandonada. Bajé a la cafetería de siempre para comprar un café cargado de cafeína. A punto de llegar a la cafetería, mis pies quieren cambiar de dirección cuando ve a Edgar salir de ella. Decido hacerle caso a mis pies y dar la vuelta y rezar para que no me haya visto. Pero demasiado tarde para rezar. Él ya estaba chillando mi nombre para que me parara. Y como un perro obedece a su amor, yo también obedecí.

- Hey Victoria. ¿Cómo estás?

- Para preguntarme eso, podías haberme venido a ver al hospital, donde me dejaste – dije con un poco de rencor

- Si, me siento fatal por no haber ido, es que tenia mucho trabajo en el dent…   

- Y deberías sentirte así. ¿Sabes cómo me he sentido de sola que me hayas dejado ahí y ni si quiera tener el detalle de venir a verme? Ya se que no somos nada y probablemente no lleguemos a serlo. Pero pensaba que había encontrado a un amigo fiel, que no te deja ni en las buenas ni en las malas. Y siento decirte esto, pero si no estás en las malas, tampoco estés en las buenas. – y acto seguido, me fui dentro de la cafetería.

*****************

Y otro capitulo de esta novela. Espero que os este gustando. Ya sabeis que podeis comentar y votar! Y siento mucho tardar tanto en colgar capitulo, pero estoy entre examenes y la semana que viene me voy de colonias a la nieve, asique esos dias estare muy ocupada. Mil gracias por leer fieles lectores!<3

Mysterious letters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora