Capitulo 4

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Una vez que terminó de tirar la basura, regresó por el mismo camino por el que se había ido anteriormente con la esperanza de que Tamaki aún siguiera ahí, pero lamentablemente el chico ya se había marchado.

—Sera en otra ocasión, kero— Aunque tenía curiosidad por lo que el joven le iba a decir, Asui esperaría hasta volver a encontrarse con él.

Volvió a la residencia y en cuanto entro Ochako la interceptó en la entrada.

—¡Tsuyu-chan!— La llamó la castaña.

—¿Kero?

—¿Por qué tardaste tanto?— Preguntó la chica haciendo puchero —Incluso Bakugou regreso hace más de media hora.

—Lo siento Ochako-chan, me quedé recogiendo la basura— Omitió su encuentro con uno de los tres grandes, debido a que no era algo relevante en la conversación.

—De acuerdo— Le restó importancia tras la explicación de la peliverde —La cena ya está lista, vamos— Tomó a la de Quirk de rana del brazo y la llevo consigo al comedor donde ya la mayoría de sus compañeros estaba comiendo.

—De acuerdo— Le restó importancia tras la explicación de la peliverde —La cena ya está lista, vamos— Tomó a la de Quirk de rana del brazo y la llevo consigo al comedor donde ya la mayoría de sus compañeros estaba comiendo

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Tamaki suspiro con pesar, Nejire se percató de que su amigo había estado decaído desde que llegó una hora atrás.

—¿Estás bien Tamaki?— Preguntó la chica con curiosidad evidente.

—Si, estoy bien.

—¿Es por Tsuyu-chan?

Amajiki casi suelta los palillos ante aquella pregunta.

—¿Crees que no me he percatado de que Tsuyu-chan te gusta?— Hizo un pequeño mohín —Ademas Mirio me lo confirmó.

—¿Te dijo?— Un gran sonrojo adorno las mejillas del joven, y el nerviosismo lo invadió.

—Si, y me hace sentir mal que no me hayas dicho nada, yo también soy tú amiga— Se quejó la joven volviendo a hacer un pequeño mohín con fingida molestia.

—Lo siento.

Ignoró su disculpa.

—¿Le dijiste lo que sientes?, ¿Qué te dijo?, ¿Son novios?—La emoción y la curiosidad eran evidentes en Nejire.

Ante tantas preguntas el joven azabache se sintió mareado.

—No le he confesado mis sentimientos.

—¡¿Qué?!, ¡¿Por qué?!— Casi grito llamando la atención de sus demás compañeros quienes estaban en el comedor haciendo sentir más nervioso e incómodo al joven.

—Iba a hacerlo, pero no pude.

—Por eso has estado decaído desde que llegaste, ¿Por qué no pudiste confesarte?

Sólo asintió en respuesta.

—¡Debes decirle, yo te ayudaré!— Declaró entusiasmada ganándose una mirada de extrañeza de todos sus compañeros.

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