Capitulo 9

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Las clases pasaron y entre más de acercaba la hora de la salida, más rápido se le pasaba el tiempo a Tamaki. Tenía miedo y estaba asustado por ver a Asui, ¿Qué le diría?, ¿Estaría molesta?, sentía que no podría verle a la cara, no sin salir corriendo.

Finalmente la temida hora de la salida llegó para el joven, suspiro guardando sus cosas y antes de ponerse de pie de su asiento Hado lo interceptó.

—No se te ocurra salir corriendo Tamaki, te conozco— Advirtió la peliazul con las manos sobre su cintura, en jarra.

—¿D-de que hablas?— Se hizo el desentendido, desviando la mirada de los ojos inquisitivos de Nejire.

—Tsuyu-chan— Respondió —No debes de estar nervioso Tamaki, así que no huyas.

Amajiki asintió, poniéndose de pie, ahora con un sonrojo en sus mejillas.

—¡Tú puedes Tamaki!— Ánimo la chica.

El chico se despidió de la joven y salió del aula bajo la atenta mirada de Hado sobre su persona.

Camino durante unos minutos por la escuela hasta llegar a la banca dónde siempre esperaba a la chica de rasgos anfibios, sólo restaba esperar a que ella llegará y deseaba que la timidez y la vergüenza no le ganarán en cuanto la tuviera enfrente.

Camino durante unos minutos por la escuela hasta llegar a la banca dónde siempre esperaba a la chica de rasgos anfibios, sólo restaba esperar a que ella llegará y deseaba que la timidez y la vergüenza no le ganarán en cuanto la tuviera enfrente

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Finalmente había terminado la limpieza, en pocos días aquello se acabaría y ya no dejaría esperando a su novio, a Tamaki.

Se sonrojo en cuanto pensó en él y es que el beso que él le había dado el día anterior era algo que se negaba a desaparecer en cuanto pensaba en él.

—¿Qué demonios te pasa rana?, ¿Estás enferma?— Preguntó Bakugou en cuanto vio el rostro de la chica tornarse de un intenso rojo.

—No, estoy bien, kero— Negó de inmediato, deshaciéndose del recuerdo momentáneamente y tomando la bolsa de la basura en cuanto terminó.

—¿Vas a reunirte con él?— Preguntó el rubio repentinamente.

—¿Kero?

—Lo que escuchaste, maldita.

Se sintió desconcertada y desorientada por unos segundos ante su interrogante.

—¿Por qué el interés?

—¿Interés? Estás loca, ya te lo he dicho no estoy interesado en ti o en lo que hagas— Respondió malhumorado.

—¿Entonces por qué preguntas si no estás interesado?, Kero.

Le frustraba la astucia y la perzpicacia de la joven que llegaba a ser odiosa, chasqueo la lengua.

—Puedo preguntar lo que se me de la gana y eso no quiere decir que me intereses o que me interese lo que hagas estúpida— Respondió.

—Entonces puedes preguntar lo que quieras y aún así no te responderé Bakugou-chan, no estoy en la obligación de hacerlo, kero.

Esa respuesta puso a Bakugou de peor humor del que ya se cargaba.

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