Capítulo 13 Huir... otra vez

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Lo dejó sobre la mesita y fue por un envase plástico. Metió el papel adentro.

-Donde estaba?

-Lo dejaron bajo la puerta -susurró con un hilo de voz y se cubrió la cara con las manos.

Él caminó hasta ella y la atrajo hacia sí. -tranquila, todo estará bien.

-Nada estará bien…lo sabes…

Temblaba tanto que él pudo percibirlo y la abrazó más fuerte.

-Tranquila, estás a salvo. No es él, él sigue preso.

-Y como me encontró?

-Creo que me siguieron. Esto es para asustarte.

-Te siguieron? – se separó de él.

Él suspiró -estuve con el abogado ayer en Madrid. Quien sea que hizo esto me siguió hasta acá… eso significa que tiene que estar grabado en alguna cámara….-dedujo.

 

Tomó el teléfono y llamó al abogado. Sería fácil identificar al sujeto que estaba haciendo esto.

Esa misma mañana la empresa de seguridad de la constructora les envió a un guardia y les instalaron un sistema de alarmas en todo el departamento.

Robert decidió trabajar desde el departamento para no dejar sola a Mayte. La notaba extraña, pensativa. Sabía que estaba preocupada en extremo por la situación. Desconocían que tanto peligro corrían, no sabían de qué aferrarse. Alguien había robado los archivos de Mayte para hacerlo ir a él hasta Madrid y luego volver con él en el tren para descubrir la dirección. Eso significaba que la persona estuvo suficientemente cerca, probablemente escuchando conversaciones. También significaba que estaría grabado en las cámaras de la estación y el mismo sujeto estaría grabado en las cámaras de seguridad del edificio. La policía tenía todo el material y lo estaban analizando. En cuanto lo descubrieran había que capturarlo, ese sería el siguiente paso. Había que esperar, tener paciencia y confiar que todo saldría bien. Pero Mayte no era tan optimista, ya venía golpeada por la misma realidad una y otra vez. Por eso no quería dejarla sola y por eso le daba todo el amor y el cariño que podía, para compensar todo lo malo.

Pero la mañana del viernes sí o sí tenía que pasar por la oficina, firmar documentos, revisar detalles con los otros arquitectos. Eso le llevaría la mañana entera, dejaría al guardia de seguridad y la alarma puesta. Al salir le dio un beso a Mayte y ésta lo abrazó muy fuerte, como si no quisiera separase. Tenía los ojos húmedos y tristes

-Amor, estaré de vuelta al mediodía para almorzar contigo, no me extrañarás por tan poco tiempo.

-Sí te extrañaré….siempre te extrañaré…

-Que te pasa, estás muy rara… qué piensa esa cabecita? -y le acarició el cabello con suavidad, acomodándolo un poco hacia atrás.

-Nada -negó bajando los ojos.

-Algo te está pasando, hablaremos cuando esté de vuelta. Quizás hoy tengamos alguna novedad.

Ella se puso en punta de pie y lo besó largamente. No quería dejarlo ir… el corazón se le estaba partiendo al medio de tanto dolor, pero ella sabía que debía despedirse. -Te amo -le susurró sobre su boca.

-También yo te amo pequeña. Debo irme, pero estaré de vuelta antes de que te des cuenta.

Le besó la punta de la nariz y se apartó de ella. Salió sonriéndole y cuando se cerró la puerta ella cayó en el sillón sollozando con la cara entre las manos. Él no lo sabía pero esa había sido su despedida…

La mañana fue intensa y a las once el abogado le envió un mensaje que iba para la oficina a verlo, tenía novedades.

-Buenos días Robert. Lo llamé a su casa pero cuando nadie me atendió supuse que estaban acá -le extendía la mano.

-Mayte está en casa, que extraño que no lo atendiera –“quizás estaba tomando una ducha o se durmió” pensó.

-Traigo buenas noticias, todas buenas.

-Escucho -lo miró expectante.

-Capturaron al acosador, ya confesó. Entró por el aeropuerto hace una semana, primero dijo que sólo vino a asustarla pero luego terminó confesando. El plan era matarla, su hermano estaba preso con el ex marido de Mayte y le debía una fortuna en drogas….así que era una vida por otra. Le pagaron pasaje y estadía, tenía que eliminarla y con eso salvaba a su hermano y la deuda.

-Dijo “exmarido”?

-Sí, el divorcio está aprobado. Y dos días después su exmarido se quitó la vida en la cárcel. El plan era que ella fuera asesinada acá también, el plan, al parecer, era morir juntos.

-Maldito enfermo….

-Sí, así es. Pero Mayte ahora es una mujer libre y ya terminó la amenaza, de forma permanente. Ya no tiene nada que temer. Quise venir personalmente a decírselo y traerle unos documentos para que ella firme.

-Esas sí son buenas noticias! – se ponía en pie mientras tomaba su chaqueta de la silla. – justo iba a almorzar con ella ahora. Venga y comemos todos juntos y ya le firma esos documentos. Esto tenemos que celebrarlo!

 

Entró al departamento y vio que la alarma no estaba puesta. El departamento estaba en completo silencio. La buscó habitación por habitación -Mayte, cariño. Vengo con el abogado, hay buenas noticias….Mayte…

Ella no estaba en ningún lado. Entonces ve el placar del dormitorio entreabierto…era el lado de Mayte…lo abre del todo…estaba vacío.

Rueda los ojos por todo el dormitorio y entonces la ve… allí sobre la mesa de luz hay una nota. Se acerca despacio, se sienta en la cama y abre el papel. Tiene un horrible sentimiento que le inunda las entrañas….

“Primero que nada, quiero decirte que eres el amor de mi vida…. jamás nunca amé a nadie como te amo a ti. Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida y te doy gracias por todo el amor que me has dado y todo el amor que me hiciste sentir.

Pero yo traigo conmigo un penoso legado. Ese hombre nunca dejará de perseguirme, hará lo que sea por destruirme y tú estás en su camino. Yo tengo que cuidarte, tengo que preservar todo esto que tenemos para que él no pueda ensuciarlo…

Amor, debo partir, debo irme lejos. Otra ciudad, otro nombre, otra vida. Espero que lo entiendas, yo no soportaría saber que él te hizo daño por mi causa….

Te amo…y te amaré siempre…nunca lo dudes…quizás en otro momento, o en otra vida tengamos también otra oportunidad… Mayte.”

Quedó impávido. Sentado allí al borde de aquella cama que compartieron los dos, donde se amaron hasta la locura, pero ahora estaba solo, vacío, hueco….con las manos vacías. No podía reaccionar, no supo cuanto tiempo estuvo así, en blanco sin poder hilvanar una idea. Olvidó que el abogado estaba allí esperando. Al ver que Robert no daba señales de vida golpeó la puerta entreabierta con los nudillos y empujó… Robert lo miró aún con el papel en la mano

-Se ha ido…- susurró con un hilo de voz.

Después de todo, aquél hombre enfermo había logrado su cometido….los había matado en vida a ambos.

Tengo algo que contarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora