LA MALDICIÓN DE LA CORONA [MALDITOS #1]

Prólogo

Ese día iba a ser especial, mucho de hecho. Mi padre anunciaría que yo iba a ser la siguiente reina de nuestro Estado y dios, estaba muy emocionada.

Yo era una chica bastante común. La típica que ni siquiera rompió un mísero plato en toda su vida. La típica que no tenía a ningún chico tras ella sino nada más que a su hermano molestándola, por Dios, ¡ni siquiera había dado mi primer beso! En breves palabras: era virgen en todos los aspectos posibles.

Ese día, Josh III de Reino Unido se acercó a mí y miles de mariposas estuvieron revoloteando por mi estómago conforme el roce entre nosotros aumentaba. Estaba feliz, por fin un chico se fijó en mí y posteriormente, sin siquiera pedirlo me casaría con él. Este matrimonio no era impuesto solo por la monarquía, sino por que yo me enamoré de él como una boba.

Josh hablaba, yo babeaba.

Sonreía, babeaba.

Me acariciaba, babeaba.

Me daba un beso, babeaba.

Me decía cosas bonitas, babeaba.

Josh me tenía loca, y de verdad que lo amaba. Respecto al beso, os preguntaréis, chica pero si que diste tu primer beso. É ahí el asunto.

Josh no fue mi primer beso, ni mi primera caricia.

Jaden I de Dinamarca fue mi maldito primer beso, mi jodida primera caricia. Él fue el culpable de que mi maldición comenzara, o mejor dicho, nuestra maldición. Porque de una forma inevitable, el día que Jaden me sacó de aquella cena de ceremonia por la abdicación de mi padre, el día que recorrí ese jardín, que cogí esa corona y la posé sobre mi cabeza y después sobre la de Jaden simulando que éramos reyes, empezó la maldición de la corona.

Josh, de una forma u otra, fue quien me hizo olvidarme de esa condena, de disfrazarla, de hecho, ni siquiera hubiera sabido que existía si Jaden I de Dinamarca, tras desaparecer aquella noche, no hubiera aparecido el día de mi coronación seis meses después de nuestro encuentro.

Nuestro encuentros prohibidos, donde el dolor no era solo interno, sino también físico, porque estábamos malditos.

Soy Cassandra I de Mónaco y esta es mi historia. La historia de la maldición de una corona.