22: 𝖎𝖓𝖊𝖘𝖙𝖆𝖇𝖑𝖊

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Desperté y al girarme vi a cierto señorito incumpliendo las reglas.

- Será...- murmuré.

Tú sigue actuando como si no te gustara que te tocara.

Se burló mi conciencia.

Esta vez Jaden no estaba dormido, me observaba atento mientras trazaba círculos en mi espalda con sus caricias.

- Has vuelto a incumplir las reglas.- entrecerré mis ojos hacia él.

Jaden levantó las cejas y me miró divertido.

- ¿Yo? Tú fuiste quien dormida tiró la almohada al suelo y te abrazaste a mí como un koala.

Giré la cabeza y comprobé que la almohada estaba tirada en el suelo. Descendí la mirada y vi que tenía una pierna alrededor de la cintura de Jaden, mi brazo alrededor de su pecho y la cara escondida en su cuello.

Tragué saliva ruborizándome y a la vez sintiéndome estúpida por incumplir algo que yo misma había impuesto.

Jaden me miró y recorrió mi rostro con sus ojos, brillando de diversión, victoria y...¿lujuria?

- ¿Por qué me miras así? - fruncí el ceño.

- Pareces una jodida ninfa. - posó su mano en mi garganta y su pulgar trazó mi labio inferior.- Ruborizada, en lencería, el pelo revuelto, tus ojos grises  y...- su mirada se posó en mi trasero y sonrió de lado.- la postura solo mejora todo.

- Pervertido.- le puse una mano en su cara y me levanté de encima suya.

Me quedé de rodillas en la cama, desperezándome y frotando mis ojos con el dorso de mis manos cuán niña pequeña.

Dormir era el mayor placer del mundo y cuando me despertaba parecía que me habían arrancado un pedazo de alma.

Noté que Jaden tragaba saliva mientras me miraba.

- ¿Te levantaste observador? - enarqué una ceja.

- Siempre te observo, Cass.- ladeó la cabeza.

Sentí un cosquilleo en mi estómago al decir eso.
Podía negar mil veces que Jaden en modo pervertido me ruborizaba pero en el fondo me gustaban sus comentarios, sus indirectas y la forma en la que me hacía sentir única ante sus ojos.

Carraspeé la garganta y me levanté, buscando mi ropa.

¿Qué llevaba yo anoche?

Chica si que estás distraída.

-¿Qué hora es? - le pregunté mientras intentaba encontrar mi ropa.

- ¿Eh?

- Jaden céntrate por un momento.

- ¿Cómo quieres que me centre si te tengo paseando en lencería frente a mis ojos? ¿Qué clase de espectáculo tortuoso es este? - preguntó con la mayor indignación del mundo.

Suspiré sin remedio.
Ya vería la hora en el móvil.

El hecho de tener la mirada de Jaden sobre mí no me incomodaba, era extraño cómo con él se me hacía tan fácil desnudarme, sacar mi lado pervertido, mostrarme vulnerable sin importar qué pensara, o simplemente ser yo.
Es como si pudiera desmontar mi armadura con él poco a poco.

Y no puedes hablarle de tu cicatriz, ¿irónico?

Sentí una punzada en el pecho al recordarlo, es verdad, no era capaz y dudo si lo sería.
Hablar de eso me incomodaba, me molestaba recordar cómo pude ser tan débil, cómo pude sentir tanto miedo, cómo no pude defenderme.
Nunca lo había hablado con nadie, porque eso, para mí, era verme totalmente desnuda frente a alguien.

LA MALDICIÓN DE LA CORONA [MALDITOS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora