CASSANDRA
La noticia de las guerras entre reinos era titular en todo el mundo, salía en todas las televisiones, radios, periódicos y lo que más me congeló fue ver que esos mismos titulares afirmaban que yo estaba dispuesta a dar todo por esas tierras.
Yo no quería las tierras, luchaba por intentar mantener mi vida, por volver a mi casa y ser capaz de desterrar a mi padre del trono que sin sentido me dio.
No luchaba por tierras, luchaba por mí, por él, por mi hermano, por todos los hombres de mi ejército, por evitar que no muriera ninguno porque jamás me lo perdonaría, por todos aquellos herederos a la corona que no querían dedicarse a eso. Por intentar liberarme de mis cadenas.
Si esa noticia no hubiera salido en la televisión jamás hubiese ocurrido lo que esa mañana del 7 de abril pasó en Mónaco. No habrían intentado robar el armamento ni yo hubiera temido por un reino.
Pero volvamos al presente, porque esa mañana hubo demasiados detalles de los que me percaté y pude confirmar de los monstruos que me rodeo.
Como todos los días, me levanté para ir a entrenar. Jaden había bajado antes para reunirse con Bryce y yo me quedé sola en la habitación. Esa mañana me sentía extremadamente relajada por lo que Jaden me contó la noche anterior, se le vio tan cómodo conmigo, abriéndose a mí, dejándome ver las grietas de su escudo que por un momento sentí envidia porque yo, por alguna razón que ni siquiera yo misma sabía, no era capaz de contarlo. Y eso me impulsaba cada vez más a contárselo, porque necesitaba por primera vez en mi vida tener a alguien que me comprendiera, que pudiera ver mi oscuridad y decirme que es bonita, que no es abrumadora ni terrorífica.
Que todos tenemos problemas y cicatrices preciosas, solo necesitamos verlas y valorarlas adecuadamente. Que cada vez que las miremos no nos recordemos lo mal que lo pasamos si no el orgullo de haberlas superado, porque esas marcas solo nos recuerdan todos los escalones que hemos tenido que ir superando para llegar a nuestra cima.
Me vestí con mi conjunto de deporte y trencé mi cabello como siempre para entrenar, dispuesta a tomar la revancha de Jaden en el gimnasio.
El problema fue salir de la habitación porque todo era un jodido caos. Un desastre. Parecía una pesadilla. Una maldición.
Desde las escaleras pude ver cómo hombres vestidos de negro y el ejército de Mónaco luchaban por salvarse mutuamente. Es como si protegieran a alguien o algo.
Aún con el miedo instaurándose en mí volví a la habitación y cogí la pequeña daga de mi mesita de noche pero nada más salir sentí cómo alguien me cogía por atrás. Unos brazos no muy musculados me rodearon la cintura y el cuello, en cuya mano tenía una Glock. Reconocí la pistola gracias a Jaden, que insistió en darme una clase de armas. En ese momento lo vi inútil pero ahora daba las gracias porque al menos tenía una idea de cómo funcionaba el arma.
- Calladita y para abajo.- susurró una voz suave en mi oído, reconociendo la voz de una mujer.
Llegamos a la planta baja donde todo era un campo de batalla.
Aún habiendo miles de personas vestidas de negro en el centro pude reconocer a una mujer pelinegra con ojos verdes y a su lado otro pelinegro pero de ojos azules. Tenían una masacre alrededor pero ellos actuaban tranquilos, tácticos, fríos. Sin remordimiento.
Mientras caminaba con la chica teniéndome atrapada intenté buscar a Jaden con la mirada pero no había señas de él por ninguna parte.
Volví a posar mi mirada en la pareja, no podía despegar mi mirada de ellos. Es como si fuera un imán, desprendían tanta seguridad y confianza en el otro que los hacían únicos. Poder, eso era lo que emanaban, un poder invencible.
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LA MALDICIÓN DE LA CORONA [MALDITOS #1]
RomanceCassandra I de Mónaco está destinada a casarse con un príncipe: Josh III de Reino Unido. Ambos están enamorados. Ella creía que su amor era correspondido hasta que lo ve a él: Jaden I de Dinamarca y la maldición de la corona cobra vida. Aquella noch...