17: 𝖓𝖔 𝖊𝖗𝖊𝖘 𝖚𝖓𝖆 𝖘𝖆𝖓𝖙𝖆, 𝕮𝖆𝖘𝖘

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CASSANDRA

Mi mente va a mil por hora intentando encontrar la lógica y el raciocinio.
Mi corazón va desbocado a mil por hora ansiando la respuesta.
Mis inseguridades van a mil por hora amenazando con salir a la superficie.
Mis miedos van a mil por hora encontrando todos los contras a la situación.
Mis mariposas van a mil por hora intensificando todos los sentimientos que me están inundando en este momento.

Ninguna parte sacó algo positivo.
Solo contras.

Aún así había una inmensa parte que latía desbocada por esa respuesta. Esa parte que por primera vez ha vencido a mis miedos e inseguridades.

Eres muy joven. Decía mi cerebro.

¡Dios mío, Jaden te propuso matrimonio! ¿A qué esperas? Gritaba mi corazón.

Se cansará de ti, Cassandra. No eres su tipo. Amenazaron mis inseguridades.

¿Y si le defraudo? ¿Y si se arrepiente de casarse conmigo? Cuestionaban mis miedos.

Quiere casarse contigo, Cass. No solo le gustas. Animaron mis mariposas.

¿Pero y qué quería yo?
¿Qué deseaba mi yo con todos sus miedos, inseguridades y sentimientos?
¿De verdad quería casarme con él?
¿De verdad deseo esto o es solo la maldición?
¿Me gusta siquiera Jaden?
¿Merezco esto?

A tus padres no les va a gustar la idea.

Es mi decisión, ¿no?

Debes seguir la normativa. Estás destinada a casarte con Josh.

¿Seguía amando a Josh?

Aún no lo hagas debes casarte con él para cumplir con el legado y la monarquía. Contrarrestaba todo el tiempo mi yo correcto, el yo del que mis padres estarían orgullosos.

Yo no. Yo solo soy un fraude ante sus ojos.

Acepta.

Ni se te ocurra.

Te ama.

¿Estás loca?

Entonces vi ese azul que me encantaba. Ese iris observándome atento.
Su caricia en mi cintura que me estaba quemando, provocando miles de hormigueos y que me encantaban.
Esa sonrisa que muy pocas veces mostraba con el resto y que parece que reservaba para mí.
Esos tatuajes que marcaban su pasado y que hacía que quisieras que te contara la historia de cada uno, descubrirlo, desmontarlo, verlo sin escudos.
Ese humor que a veces sacaba de quicio.
Sus estúpidos comentarios que te hacían reír sin parar.
Esos malditos impulsos que le dan cuando se refieren a mí.
La sensación de calidez, protección y seguridad que me aportaba.
Su fortaleza e intensa lucha por lo que quiere.
Su mal humor cuando ya ha soportado bastante.
La adrenalina que corre por sus venas cuando pelea.

Lo amaba.
De verdad que lo hacía.
Jaden era esa parte de mí que me complementaba.
Era el chico que intentaba opacar mis miedos e inseguridades para demostrarme que yo también puedo brillar.

Jaden era una parte esencial de mi vida.

No merece esperar.
No quiero que espere.
Necesito decírselo.

- Jaden...- murmuré.

Las palabras se atoraban en mi garganta.

- Cass lo entiendo si no aceptas.

- Jaden.- le interrumpí.

- Joder es que tienes 18 y quizás es demasiado pronto.- seguía.

- Jaden.

LA MALDICIÓN DE LA CORONA [MALDITOS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora