11: 𝖘𝖔𝖞 𝖈𝖆𝖗𝖇𝖔𝖓

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CASSANDRA

Me dolía la cabeza. Mucho de hecho.
Para ser sincera, ni siquiera sabía cómo seguía de una pieza en mi cama.
Solo recordaba ganar esa carrera en los establos con Jaden.
Me levanté de un golpe y me mareé por la rapidez con la que lo hice, por lo que tuve que sentarme de nuevo.
Cosa que no sirvió de nada porque vi que eran las diez de la mañana.
Tenía el entrenamiento dentro de diez minutos.
¡Diez minutos!

Si me viérais en esos momentos juro que era Flash.
Ni siquiera se me ocurrió pasar por la cocina.
Entre el estómago revuelto por la bebida y que llegaba tarde, comer no era mi prioridad.

Al llegar al gimnasio vi a Josh en un extremo y Jaden al otro.
Cuando el primero me vio se acercó a mí.

- Hey Cass.- dijo sonriente.

Esa maldita sonrisa.
La misma que me provocaba mil mariposas, solo que esta vez no se manifestaban.

- Josh, llego tarde y si mi padre se entera seré una reina muerta.- intenté sonar lo más liviana posible.

- Oh vamos, princesa Diamante, ¿no piensas hablarme? - no sigas por ahí, por favor.

Se te caerán las bragas.

- No.- respondí sonriendo falsamente.

- ¿Sigues molesta? ¿De verdad?

- Josh, de verdad que no puedo hablar ahora. Hablamos después, ¿vale?

- Está bien.- suspiró.- Te veo luego.- me dio un beso en la mejilla y se alejó.

Con la rubia.
La maldita rubia.
Juro que a veces me daban ganas de arrastrarla de los pelos hasta...

- Podrías disimular un poco más tu mirada asesina, ¿no crees? - dijo Jaden a mi espalda.

- No me interesa.

- Wow, alguien se levantó de mal humor.- yo rodé los ojos y me fui a por mi espada de entrenamiento.- Cassie, no la pagues conmigo.- me dio levemente con la espada en la cintura.- Caaaaassieeeeeeeeee.- seguía dándome con la espada. Podía imaginarme su sonrisa diabólica mientras lo hacía.- Vamos, yo no tengo la culpa de que tu novio sea un gilipollas que no te valora.- esta vez me dio en el culo.

- ¡Jaden!

- Ni siquiera te lo toqué.- respondió inocente.

- Sí que lo hiciste.- le encaré.

- Créeme, ese no fue ni un roce. - se acercó a mí hasta que nuestras respiraciones se mezclaban.- Esto - susurró.- si que es tocarte el culo.- posó ambas de sus manos en mi trasero y lo apretó.- Ni tu novio te lo tocaría tan bien, princesita.- siguió en susurro y sonrió de lado a la vez que se alejaba.

- Ten cuidado con esas manos o te las corto.

- No necesito las manos para poder tocarte, Cassie.- siguió sonriendo.

Irremediablemente mis mejillas se enrojecieron.

- Uy, te sonrojaste, qué tierna.

- Capullo.- le di con la espada en su zona.

- Recuérdame no entrenarte más con espadas.- me miró mientras se retorcía de dolor por el golpe.

- Lo siento.- le miré apenada, juro que no quería hacerle daño.- ¿Estás bien?

- No.

- Oh, vamos ni te di tan fuerte.

- Eres peligrosa con esa espada.- se levantó y al darme la vuelta para ponerme en posición de defensa volvió a darme con todo el lateral de la espada en el culo.

LA MALDICIÓN DE LA CORONA [MALDITOS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora