Descubrirse.

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Domingo. Segundo día de trabajo para los nuevos empleados de Tweek Bros. El día transcurrió de la misma manera que el anterior, con la pequeña diferencia de que esta vez los señores Tweak estaban presentes para supervisar su trabajo. La presión que ejercían los adultos ocasionó que Tweek y Butters temieran cometer algún fallo y, por ende, no dejaban de tener error tras error en su jornada. A pesar de las aparentemente atentas y penetrantes miradas que los hostigaban, los insignificantes fallos cometidos pasaron desapercibidos para ellos, ya que estaban presentes únicamente para ser atendidos todo el día.

A medio día, Ruby, Ike y Karen se presentaron a petición de esta última para pasar un rato juntos y, porque no, para estar cerca de su querido hermano mayor. Entre palabras vacilantes y risillas fáciles, el batido de chocolate hizo efecto y la menor de los McCormick tuvo que ir al baño, dejando solos a sus amigos.

La plática que sostenían se tornó lentamente en algo más personal, hasta que Ike decidió ser quien confesara sus verdaderos sentimientos por Ruby, por lo que la chica descubrió (o mejor dicho, confirmó) lo que temía: estaba perdidamente enamorado de ella. Se quedó sin palabras al instante, pues no tenía ni idea de qué responder, su mente sólo pudo dar vueltas en torno a su hermano y su extraña relación con Tweek.

El de origen canadiense comenzó a sentirse incómodo también. El ambiente se volvió tan tenso entre ellos que incluso Butters lo percibió al acercarse a la mesa para preguntar si necesitaban algo más. Finalmente la hija de los Tucker reaccionó, apurándose en pedirle tiempo para pensar antes de salir corriendo bajo la mirada curiosa de Craig. Para cuando Karen salió del baño, lo único que encontró fue una mesa vacía.

Kenny se acercó a ella y le dio unas palmaditas en el hombro.

—Creo que Ike finalmente decidió hablar.

La menor miró el rostro de su hermano con un deje de desconcierto.

—¿Escuchaste algo? —obtuvo una negación de parte del otro, quien la acompañó a la salida—. Tengo que ir con Ruby.

En el parque infantil, Clyde y Kyle se encontraban a punto de comenzar su primera sesión de entrenamiento, no obstante, parecía que el destino no estaba de acuerdo con su decisión, pues el teléfono celular del pelirrojo sonó incluso antes de realizar el primer estiramiento y tuvo que disculparse para contestar.

—¿Hola...? —la voz de la línea se le adelantó al saludo, sonando algo... inusual.

Alejó el celular de su cara para ver el nombre de quien llamaba, levantando una ceja como resultado.

—¿Stan?

Escuchó una breve carcajada y balbuceos antes de distinguir palabras con sentido.

—Ven conmigo...

—¿Qué?

—Ven —repitió, de manera más seria.

—No puedo —contestó mirando a Donovan, luego le dio la espalda—. ¿En dónde estás?

—En la escuela.

—¿Qué? ¿Qué haces...? ¿Cómo entraste ahí!

En ese momento Clyde le tomó del hombro, introduciéndose en la conversación.

—¿Con quién hablas?

Al no recibir respuesta a través de la línea, bajó su celular para hablar con el castaño.

—Es Stan, parece que está en problemas.

—¿Necesita ayuda?

Su mirada se dirigió a la pantalla que contaba los segundos para asegurarse de que la llamada continuaba.

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