A tan temprana hora la mayoría de comercios en el pueblo estaban cerrados, las calles permanecían casi vacías. El grupo de adolescentes que partió de la residencia Tucker se dirigió a la mansión Black para poder jugar videojuegos antes de las clases.
Como era de esperarse, la lujosa casa contaba con una sala de juegos bastante extensa y sumamente adictiva. Desde fútbol de mesa, billar, ping pong, ajedrez, pasando por un par de máquinas arcade, máquinas simuladoras de baile, de carreras, de disparos, hasta su propia pista de bolos, varias videoconsolas y cascos de realidad virtual. Por si fuera poco la decoración, la iluminación y los cómodos sofás hacían de una visita una experiencia inolvidable, dejando a cualquiera con deseos de permanecer un par de horas más.
No era extraño ni mucho menos imposible recibir una invitación del hijo único de los Black, después de todo era un joven bastante amable y sociable. A nadie le negaba la oportunidad de visitar aquel lugar de ensueño.
Ingresaron a la residencia. El lugar estaba siempre en movimiento, las personas dentro (en su mayoría sirvientes) se mantenían siempre al tanto de los mandatos de los tres residentes. Cada habitación era tan amplia como la sala de juegos.
Tweek Craig y Kyle tomaron asiento en el sofá largo frente al televisor de pantalla curva. Ike y Ruby tomaron asiento alrededor de la mesa de ajedrez, cerca de la entrada. Clyde permaneció al lado de Tolkien, eligiendo una de las videoconsolas para jugar. Una vez hecho, tomaron asiento sobre los sofás individuales ubicados a los extremos del largo.
Donovan se apuró en buscar un juego en especial. Posó su mirada en uno de sus compañeros, con una sonrisa en el rostro.
—¡Juega conmigo, Kyle!
El mencionado no se extrañó cuando el otro le ofreció el segundo mando, siendo tan despreocupado y entusiasta como siempre. Cuando vio la pantalla, alcanzó a leer Street Fighter antes de que la lista de personajes apareciera.
—¿Sabes jugar?
Preguntó el castaño eligiendo a "Blanka", un personaje colosal, encorvado, de piel verdosa y cabello anaranjado. Como respuesta, el pelirrojo eligió a uno de los personajes principales de la saga: "Ken Masters", un rubio (teñido) con un karategi sin mangas en color rojo y una cinta negra en la cintura.
—¿Quién no? —dijo mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
Fuera de la residencia, Stanley cruzó la avenida para quedar justo frente al portón. Kenny lo siguió con pereza, sin sorprenderse cuando se sostuvo de los barrotes del portón para dar un vistazo al interior del lugar.
—¿Por qué entró?
El rubio le dedicó una mirada llena de molestia.
—Stan...
—¿Por qué salen con ellos? Te he visto con ese grupito también —cuestionó—. Nunca venimos aquí antes...
—Somos amigos. Kyle puede venir cuando quiera.
—No sin mí —murmuró, viéndolo con un deje de preocupación—, es decir... él es mi súper mejor amigo todavía, ¿no?
El más alto palmeó su hombro para consolarlo.
—Que sigan siendo "súper mejores amigos" o no, no significa que deban hacer todo juntos.
—¿Y por qué no? Para eso es un súper mejor amigo —le retó, de una manera muy infantil.
McCormick le ganaba en altura por varios centímetros, siendo, con vergüenza, muy poco intimidante para él. Aunque no era como si Stanley tuviera una estatura baja, sino que Kenny era demasiado alto, como el buen prototipo de súper héroe que alguna vez anheló ser.
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Paralelo.
Lãng mạnCraig y Tweek llevan años juntos sin comportarse como una pareja de verdad. Entre ellos dos existen sentimientos que los llevan a dudar de lo que realmente quieren. Stan se niega a perder a Wendy, pero cuando se encuentra bajo los efectos del alcoho...