Cegados.

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—Todavía no puedo creer que Tweek te haya golpeado por besarlo —abrió la boca con la cabeza hacia atrás para dejar escapar el humo de su cigarro— Eso es una red flag, amigo.

—¿De verdad?

Butters volteó a ver a su inseparable amigo rubio con los ojos bien abiertos, apenas conocedor de todo ese tema de las red flags por las publicaciones de sus contactos en las redes sociales.

—¡Claro, cielo! Nunca dejes que un idiota te golpee por besarlo —volvió la cabeza hacia los otros dos que le acompañaban—. Sin ofender, Craig.

El mencionado y Kyle negaron con la cabeza ante la irreverencia de McCormick, que simplemente olvidó el tema para concentrarse en apagar la colilla de su cigarro antes de entrar a la escuela.

Quien fuera que viera la cara del pelirrojo podría deducir que tenía muchas ganas de arruinar la bonita sonrisa de su rubio amigo con su pálido puño de nudillos sonrosados, pero no podía hacerlo. No era una persona violenta y, además, la mano de Tucker se lo impedía. Claro que sí, gracias a la insistencia del mismo McCormick, él y Craig debían fingir tener una relación sentimental que la gran mayoría de sus compañeros desaprobaba severamente.

Las miradas agresivas les rodeaban en la institución, aunque no de la manera que Kyle esperaba. Era más bien como si cada una de las personas en el lugar estuvieran pasando por serios y desagradables problemas por sí mismos.

—Y bien, ¿vas a admitir ahora que hacemos esto porque te gusta Stan?

—¡Ya cállate, Kenny!

Kyle alzó la voz sin llegar a gritar, manteniendo la compostura mientras caminaba tomado de la mano de Craig, quien observaba un poco más desinteresado a aquellos estudiantes que los acosaban con la mirada acusándolos de descaro.

—Pero, ya en serio, ¿sientes algo más por él? Porque no te creo que hayas aceptado hacer esto sólo porque quieres saber por qué te miente tanto últimamente.

Habló Kenny una vez más. El pelirrojo frunció el entrecejo y negó con la cabeza antes de responder.

—Ya te dije que no. Se supone que es mi mejor amigo... y quiero que me diga la verdad, eso es todo.

—¿La verdad de qué?

—McCormick... —interrumpió Craig a tiempo para salvar a Kyle de la pregunta.

El rubio más alto, quien caminaba entre Kyle y Butters, se acercó a la espalda de Tucker para apoyarse entre él y Broflovski, abrazándolos por el cuello.

—Dime, Craig.

Apoyó su barbilla en el hombro del pelinegro. Kyle giró los ojos, Craig volteó a darle un vistazo antes de regresar la vista al frente.

—¿Le dijiste a Tweek y a Tolkien qué tienen que hacer?

—¡Sí! Todo está listo para que los nuevos tórtolitos se sienten juntos en el salón.

Craig y Kyle, los tórtolitos, se quedaron en silencio luego del mal chiste de Kenny. Butters fue el siguiente en romper el hielo.

—Miren, chicos, ahí está Clyde.

Señaló al castaño tras detenerse en la entrada de uno de los pequeños jardines de la institución. Los otros tres se detuvieron para voltear hacia una de las bancas de dicho jardín, en donde se encontraba su amigo encorvado y solo.

—Y no se ve para nada bien.

Mencionó Kenny esta vez. Los cuatro recordaban haberlo visto igual de triste en la cafetería el día anterior, cuando apareció con Wendy por la tarde. Kyle y Craig se soltaron, ambos con la misma intención de ir a intentar hablar con Clyde, pero McCormick los detuvo.

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