Capítulo 1: Escritora en Problemas

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

El Hombre Perfecto

Lady Sakura Lee

Cuando se aspira a demasiado la vida se vuelve frustrante... ¿pero que tal si el hombre perfecto en verdad existiera?...

Capítulo 1: Escritora en Problemas

"De pronto, su mirada del color del fuego se clavó en sus pupilas como si quisiera desnudar más que su alma. Entonces se dio cuenta que él era así, apasionado, hermoso, enérgico y sincero como ningún otro hombre. Era perfecto ¿sería cierto? Encontrar a alguien así... Sintió los locos latidos de su corazón, quiso evitarlo, quiso alejarse pero parecía que él había leído su mente, se acercó rápidamente a ella, la asió de la cintura con fuerza y..."

Kagome hizo una mueca y apretó el botón suprimir otra vez. No, aquello estaba mal, muy cursi, pensó, levantando una ceja e imaginando la cara graciosa de su amiga Sango cuando leyera su escrito. Y la de su editor. Su corazón latió fuertemente y bloqueó de inmediato el pensamiento. Se recostó en la silla masajeándose las sienes, luego de un instante se volvió a incorporar y entrecerró los ojos ante la brillantez del monitor. Ahí estaba, el cursor parpadeando intermitentemente, la escena inconclusa, perdida desde hacía mucho, sin resultado. Se recostó otra vez en la silla y suspiró. Maldición... tal vez la inspiración se le estaba agotando... tal vez la fuente creativa de su mente se estaba volviendo repetitiva, monótona... sin sentido... tal vez sólo necesitaba un descanso... ¡o quizás inspiración!

Se levantó finalmente de la silla sintiendo casi los músculos agarrotados, el cuello le dolía de sólo pensar que debía cumplir plazos. Plazo para la entrega del borrador, plazo para la publicación... Se lanzó a la cama sin gracia y ni siquiera tuvo deseos de apartar los mechones de su desordenado flequillo que le cayeron en abundancia sobre los ojos. Vaya, jamás se había sentido tan ansiosa y frustrada como ahora... había escuchado eso de la falta de inspiración y bloqueo mental pero no se imaginó que podría pasarle a ella... ya llevaba días así, ¡Kami sama! ¡¡a tan poco tiempo de cumplir el primer plazo de entrega!!

- Kagome... ¿estas ahí?

Se incorporó súbitamente tomando la almohada en su regazo y esperando a que su amiga apareciera.

- ¡¡Aquí estoy!!

La joven que se apareció con una amplia sonrisa en el umbral del dormitorio la reconfortó en parte. Le devolvió la sonrisa y esperó que aquella chica, un par de años mayor que ella, se sentara a su lado como usualmente lo hacía.

- Pensé que estarías escribiendo...

Kagome puso el rostro de piedra. Hizo una mueca fugaz y luego bajó los ojos casi con derrota.

- Eee... bueno... sólo... estoy descansando...

Sango sonrió preguntándose cuando sería el día en que la vería con el cabello suelto. Desde que la conocía, poco más de 1 año, Kagome siempre llevaba el cabello atado y curvado muy bien pegado a la nuca, aunque admitía que los mechones ondulados que caían a los costados de su rostro y en el cuello le sentaban bien. Se cruzó de piernas graciosamente.

- Ah, sí, debes descansar...- Murmuró, sonriendo levemente como si se estuviera acordando de algo muy gracioso, luego levantó la vista y Kagome creyó que casi la estaba escudriñando con la mirada-... pero también debes salir a... divertirte un poco... – Alcanzó la mano hasta la mesita de noche en donde había una pequeña montaña de cartas. Les leyó el remitente y luego miró a la muchacha-... vaya... tienes admiradores hombres también...

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