DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
Derechos Reservados.
Capítulo 8: "Conteniendo el Deseo"
Para cuando él regresó, Kagome no estaba en la cabaña. Sintió un ligero temblor en las piernas, frunció el ceño y se inquietó inevitablemente pensando en dónde estaba.
El clima seguía casi igual, estaba muy nublado pero no llovía, aunque la humedad en el ambiente era molesta. Inuyasha, con un paquete de regular tamaño repleto de cartas de fans, caminaba por el sendero oscuro de tierra preguntándose en donde estaría ella.
Llegó a la orilla del lago en donde había un pequeño muelle de madera. Suspiró aliviado cuando la vio sentada casi al final de el, pensativa, con la vista fija en las oscuras aguas. El hombre se acercó lentamente y cuando estuvo a su lado Kagome alzó la vista a él y le sonrió. Inuyasha pensó que todo era bello en ese momento. El lugar, el momento, el día, Kagome...
Se sentó a su lado y le entregó el paquete de sobres, ella sonrió más al notar lo pesado que este era.
- No deberías estar aquí- Dijo frunciendo el ceño. La muchacha acarició casi inconscientemente el encargo, sabiendo que ahí estaban los comentarios de sus queridos admiradores.- Kagome... – Él tocó otra vez su frente y sus ojos se posaron con reproche en su vista.- Aún tienes fiebre...
- Deja de actuar como termómetro- Acotó ella en cambio, sonriendo divertida y desviando la vista al lago- Nadie se muere de un resfrío. Además se supone que debo salir... estando en lugar tan bonito ¿cómo me voy a pasar todo el tiempo encerrada en la cabaña?
Pensamiento pecaminoso alentándolo. Inuyasha respiró fuertemente y desvió la vista hacia el cono nevado del monte Fuji.
- Es cierto... – Respondió ronco. Estaba atardeciendo y de pronto el viento sopló con más fuerza. Kagome tosió, él frunció la frente y se quitó la chaqueta, poniéndosela sobre los hombros, ella le agradeció con la mirada.- Kagome... ya es hora de volver, esta haciendo frío... además traje algunas medicinas... sería bueno que las tomaras antes de dormir.
La escritora le sonrió y asintió. Se puso de pie lentamente y cuando él se posó en frente suyo, ella se acercó y le besó la mejilla.
- Gracias por preocuparte por mí.
La miró atónito, con la garganta seca y con el cuerpo que de pronto pareció no responderle. La sensación de sus suaves labios en su mejilla parecía haberse grabado ahí como una marca, los sentía, labios ardientes y suaves. ¡Demonios, Kagome! ¿Qué diablos le había hecho para estar pensando cosas así?
&&&&&&&
Estaba concentrado sentado en el sofá, con el notebook en sus piernas leyendo concentradamente la novela por enésima vez, extrañándose de no marcar ninguna parte que le pareciera poco sustentable, y sintiendo que su corazón latía como loco cada vez que los personajes principales intercambiaban palabras. Había que ser ciego para no darse cuenta de las cosas... y él había sido ciego tanto tiempo... apartó la vista del escrito y la miró bajo sus anteojos, observándola con minuciosidad mientras ella escribía rápidamente, luego se detenía y suspiraba, no duraba mucho y volvía a escribir rápidamente, haciendo gestos graciosos con su boca y su frente. Era muy graciosa. Se encontró suspirando pesadamente. Apartó rápidamente la vista de la joven, sintiéndose molesto consigo mismo y evitando pensar más allá. Se estaba preocupando y fijando demasiado en ella. Eso no era bueno, no para él... sino para Kagome.
ESTÁS LEYENDO
El Hombre Perfecto
Fiksi PenggemarCuando se aspira a demasiado la vida se vuelve frustrante... ¿pero que tal si el hombre perfecto en verdad existiera? (InuxKagome)