DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que este se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 14: "Romance Secreto"
Kagome se movió inquieta en el asiento de copiloto, toqueteó un par de veces sus dedos impacientes sobre la superficie del notebook que llevaba en el regazo, luego suspiró con fuerza y al fin enfrentó el rostro a Inuyasha, que estaba muy serio, con la vista fija al frente, las manos muy aferradas al manubrio y el rostro tan tenso que ella volvió a notar la vena sobresaliendo en su sien. Sin contar que su rostro estaba levemente enrojecido, como acalorado.
- ¿No vas a hablarme en todo el camino?
Sólo en ese momento él movió un músculo sobre su ceja superior derecha. Kagome pensó que ese hombre de pronto había recobrado "vida", antes parecía simplemente una estatua.
- Mmmm... lo siento.
La escritora suspiró nuevamente casi dándose por vencida.
- ¿Estas molesto?
- Claro que no.
Ella agudizó su vista en él.
- Mentiroso...
Inuyasha esta vez levantó ambas cejas, ladeó el rostro y sonrió con levedad, pero su forma de hacerlo fue tan increíblemente sensual que casi la derritió. Contrólate Kagome, él te estaba ignorando...
- Me gustas cuando te disgustas...- Murmuró ronco, casi gutural.
Un escalofrío le recorrió la espina dorsal de extremo a extremo, apretó los labios sin desear mirarlo, aunque si se removió otra vez en el asiento. Inuyasha la miró de reojo otra vez y sonrió.
Al fin llegaron a la ciudad, los edificios altos y brillantes de la ciudad de Tokio, la muchedumbre, el bullicio, los jardines y parques bien cuidados, les dieron la bienvenida ya entrada la noche. Kagome, que dormitaba desde hacía horas, despertó ante un estruendoso bocinazo. Pestañeó y miró graciosamente desorientada a su alrededor. Inuyasha seguía al volante, con la vista al frente, pero su rostro lucía relajado y ella percibió que ya no estaba disgustado. Se sentó bien en el asiento del copiloto y se pasó la mano por el cabello algo desordenado.
- Vaya... ya casi llegamos.
- Pasaré a dejarte y luego volveré a la editorial, hay muchas cosas pendientes que debo atender.
Ella lo observó sin decir nada. Cierto, Inuyasha había dejado todo por ella, por seguirla. Darse cuenta de eso le hizo casi retener el aliento y sentir un cosquilleo en el estómago. Ohhh, su querido y amado editor... Iba a abrir la boca para decir algo, agradecerle, darle un beso, recostarse a su lado... pero el muy bruto tenía que echarlo a perder.
- Las rosas aquellas que estaban en la mesa.... eran para ti ¿verdad? Claro... ¿no te acuerdas quien te las fue a dejar?
Kagome lo miró sorprendida, luego herida, agudizó la vista en él, percibiendo su tono y su mirada inquisidora, escudriñadora.
- Era un chico adolescente, tenía la camiseta de una florería del pueblo de Shöji...- Respondió lentamente, cansada ya del asunto-... sólo dijo que eran para la señorita de la cabaña... pensé que era para Sango, no tenía tarjeta, pero no dudé que serían para ella... no le tomé importancia, las dejé sobre la mesa y...- Respiró profundamente-... a él lo enviaron, no era... – Miró a Inuyasha otra vez-... no tiene sentido pensar más en esto.
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El Hombre Perfecto
FanficCuando se aspira a demasiado la vida se vuelve frustrante... ¿pero que tal si el hombre perfecto en verdad existiera? (InuxKagome)