Capítulo 17: Acosada

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 17: "Acosada"

- Estuve muy preocupado... ¿en donde pasaste la noche?

Kagome acomodó la cabeza en la almohada sintiéndose realmente a gusto en su cama, en su casa y junto a Inuyasha. A pesar de lo cansada que estaba, estaba complacida por como las cosas había evolucionado. Finalmente ya no tenía dudas del amor de él, su querido editor la amaba y hasta Sango había tenido que admitirlo, a regañadientes. Era tan afortunada... esto era... increíble.

- Emm... en un hotel...- Su corazón de pronto martilleó con fuerza y ella arrugó el ceño. Aquel muchacho... aquel admirador tan amable... estiró su mano y sacó la tarjeta leyendo su nombre. Tendría que llamarlo y agradecerle lo que había hecho por ella, devolverle el dinero que había utilizado en ayudarla.

- ¿Qué es eso?- Preguntó él de pronto, sentándose a su lado y mirando la pequeña tarjeta. Arrugó la frente de inmediato y luego posó sus ojos en Kagome- ¿Quién es?

La escritora se sentó en la cama y se frotó con dos dedos la frente.

- Un... emmm... – Tragó con fuerza y arrugó la frente-... el hombre aquel de...- Inuyasha de pronto había endurecido el rostro, Kagome sonrió mordiéndose el dedo-... no te enojes, es el mismo hombre al cual tú me animaste a responder ¿te acuerdas? El del sobre azul...

- ¡Oh!

Inuyasha tensó el rostro y comenzó a tocarse la barbilla, recordando poco a poco las frases cursis y empalagosas de aquel "admirador". Imposible no olvidarlo. Su respiración de pronto se hizo demasiado forzosa y hasta el color de su mirada cambió, oscureciéndose.

La escritora sonrió más. Cómo amaba aquellas pequeñas manías.

- Ayer me lo encontré fuera de la editorial... ¿sabes que es él quien me envía las rosas?

El editor, que le había dado la espalda, volteó de improviso y fijó sus ojos dorados en los suyos con suma seriedad.

- ¿Qué dices?

Ella dejó de sonreír, se apartó un mechón del flequillo de los ojos y desvió la vista.

- Bueno... es que... dice que es mi admirador...

El hombre hizo una mueca burlona. Admirador... cómo detestaba a ese "admirador"...

- ¿Tú le diste la dirección de la cabaña?

Kagome volvió a mirarlo.

- No.

Él echó una maldición apretando los puños de sus manos. Kagome pegó un brinco del susto, ni siquiera se había dado cuenta de lo que estaba pasando, había estado tan sumergida en el problema con Inuyasha que no había visto el peligro que corría.

Su editor se acercó a ella y la miró muy serio.

- Kagome... ¿has tenido... alguna clase de conversación con él antes? Me refiero a antes de lo de ayer.

- Me he... comunicado por Messenger- Respondió bajando la vista.- Lo hice porque aquella vez tú mismo me dijiste...

El hombre comenzó a respirar muy fuerte. ¡Demonios! Lo recordaba, claro que lo recordaba. Casi palideció al acordarse de ello. Luego intentó controlar su respiración. Tal vez estaba exagerando... imaginando cosas que... miró a Kagome que lo observaba visiblemente asustada. Él extendió un brazo y le acarició el flequillo, intentando sonreír.

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