DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 11: "Sueño de Amor"
La observó en silencio un buen instante, por su manera de escribir tan rápida y su rostro de suma concentración, Inuyasha supo que para ella, en ese momento, él no existía.
Caminó despacio hasta la joven que vestía una holgada camiseta blanca y jeans, además de llevar esta vez su cabello suelto, sin amarras como antes. Se inclinó y besó su mejilla. Kagome sólo sonrió pero no se detuvo, él deslizó una mano por su cuello y susurró en el oído.
- Iré al pueblo... nos vemos después...
La muchacha sólo asintió casi sin tomarlo en cuenta. Inuyasha suspiró melancólicamente y salió de la cabaña recibiendo los tenues rayos del día. Tomó el automóvil con rumbo al pueblo. Ya llevaba varios días en aquel lugar y debía recibir los mensajes en su máquina contestadora y ver si había algún correo para él o Kagome en la casilla de Sango. Esperaba que no hubiera problemas el haber aplazado tantos eventos de la escritora por motivos de esta "estadía". ¿Y cuanto tiempo más llevarían ahí? Por como escribía Kagome pues parecía que realmente poco. Suspiró otra vez. No quería irse de ese lugar pero el deber era primero... bien, ya tendrían ocasión para compartir más tiempo solos. Lo ansiaba, sonrió respirando fuertemente, lo deseaba irresistiblemente. Kagome, Kagome... sólo recordar la noche de pasión lo hacía sonreír como un bobo. Nunca se había sentido en la gloria como aquella vez.
Más cartas de admiradores, cuentas por pagar (que manera de arruinar las vacaciones Sango), cosas sin demasiada importancia.
Desde la central telefónica marcó su buzón de voz y casi cayó de espaldas al tener casi 50 mensajes en su contestadora. Cuando iba en el número 10 supo porqué habían sido tantos. Aparte de sus amigos y conocidos, los insistentes y casi histéricos mensajes de Kikyo lo pasmaron. Pero luego se sintió culpable. Ni siquiera le había dicho que se marcharía... ¡Diablos! Eso le pasaba por no pensar a veces las cosas... qué irónico, y él que a menudo meditaba sus asuntos, salir tras Kagome fue casi instantáneo.
La encontró en el mismo sillón, casi acostada en el, con el cuerpo que parecía de una muñeca, la cabeza en el respaldo, las manos cruzadas sobre su regazo, los ojos cerrados y una amplia sonrisa. Él miró el notebook y vio que estaba cerrado, entonces sonrió también. Caminó hasta ella dejando las cosas en la mesa y se inclinó para darle un beso leve.
Kagome abrió los ojos y él le sonrió, incorporándose. A veces la escritora creía que estaba soñando, que nada de lo que estaba pasando era cierto... y a veces pensaba en que en cualquier momento Inuyasha actuaría como el de siempre y no de esa forma que la casi idiotizaba de amor. ¡Malvado! Si supiera que con sólo esa mirada ella sería capaz de desmayarse. Bueno... ya lo había hecho... aunque no con una mirada precisamente. Sus mejillas se tiñeron de rosa.
- ¿Te acordaste de algo bueno?- Preguntó él de pronto levantando ambas cejas y en un tono tan lleno de erotismo que Kagome sintió que el mundo comenzaba a dar vueltas en su cabeza.
- ¿Porque?
- Porque te sonrojaste de pronto.- Respondió, posando un dedo sobre sus mejillas. La escritora sonrió avergonzada.
- Ahhh
Él le tomó las manos obligándola a ponerse de pie, la tomó de la cintura, inclinó la cabeza para estar a su pequeña altura y acercó sus labios a los suyos.
- Apuesto a que fue... algo relacionado con lo de anoche...
Ella evitó reír y ocultó el rostro en su pecho.
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El Hombre Perfecto
FanficCuando se aspira a demasiado la vida se vuelve frustrante... ¿pero que tal si el hombre perfecto en verdad existiera? (InuxKagome)