Un gritito de sorpresa salió de mis labios y di un paso atrás, Michael estaba sobre Sebastián tomándole del cuello de la camiseta y le dio un segundo golpe. Un hilo de sangre salía de la comisura de los labios y nariz de este último y una expresión de sorpresa latente que no se iba.
− ¡No te vuelvas a acercar a Dalila, ni siquiera la toques o te matare! ¡¿Quedó claro?! ¡No la toques!
− ¡Maldito asno! −Grité empujando a Michael de encima de Sebastián y asistiéndolo− ¿Estás bien? Lo siento.
−No te disculpes, tú no fuiste quien me golpeó. −Respondió mirando con rabia a Michael y moviendo la mandíbula.
Michael se veía confundido al ver cómo trataba a Sebastián, como si fuese mi amigo y no alguien que me hubiese maltratado. El conductor del Uber salió para ver si todo estaba bien, le dije que sí y que en un momento se irían. Patricia salió preguntando qué habían sido esos gritos y, al ver a Sebastián tirado y con sangre en su boca y nariz, corrió a su lado tomándole el rostro entre las manos.
Les pedí disculpas y, al ver que Michael estaba comenzando a alterarse al no entender nada, les pedí que se fueran mientras le tomaba de los brazos para que no se precipitara a golpear a Sebastián nuevamente. Ambos se fueron y luego mamá salió porque el ruido la había asustado, le dije que un indigente nos había gritado por no darle dinero y nos dijo que entráramos por si volvía.
−No sabía que estabas aquí −Dijo mamá a Michael con cierto recelo−, ¿a qué hora llegaste?
−Recién acabo de llegar.
−Ma, vamos a ir un momento al parque. No tardo.
Aunque ella estaba al tanto de lo que había sucedido con Michael y no quería dejarme sola, me permitió ir con él, entendió que necesitábamos hablar. Ella entró nuevamente y la escuché hablar con mis abuelos. Comencé a caminar y segundos después escuché a Michael caminar tras de mí, no hablamos, pero de haberlo hecho, no hubiese quitado la tensión y la incomodidad.
Llegamos al parque y me senté en una de las bancas, en ella había una cajetilla de cigarrillos vacía, me trajo malos recuerdos, por lo que tomé la cajetilla y la lancé en el basurero más cercano.
− ¿Desde cuándo eres amiga de Sebastián?
−Desde siempre, quien me llevó a la enfermería ese día fue él.
− ¿Por qué no nos dijiste?
−No quiero hablar de eso.
−Está bien, entonces hablemos de lo que viste hoy.
−No necesitas explicarme lo que vi, voy a seguir como siempre, voy a hacerme a un lado. No te preocupes.
−Rechacé a Marta.
Apreté los labios y me quedé en silencio. Por un lado, el lado egoísta, me sentía feliz de que hubiese rechazado a Marta. Por otro lado, el lado bueno y altruista, me sentía mal por ella, porque de verdad le gustaba Michael.
−Marta me pidió que me quedara un momento que necesitaba hablar conmigo −Dijo al ver que yo no decía nada−. Se me acercó y me dijo que yo le gustaba, no sabía qué responderle, por lo que me quedé callado. Ante mi falta de respuesta, ella me besó, pero no quería que se sintiera mal y no me aparté... Ahí fue cuando llegaste.
− ¿Entonces?
−Salí corriendo detrás de ti. Reaccioné y corrí, me sentí mal por dejar sola a Marta de esa manera, pero eras más importante. Te vi irte con Felipe y te llamé, pero ya te habías ido... No fui capaz de mirar a Marcia a la cara, menos a Marta, así que me fui. Llamé a mi papá para pedirle consejo y me dijo que, si de verdad te quería y valías la pena, fuera por ti sin dudarlo. Bueno, para mí, tú vales completamente la pena.
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Damage.
Teen FictionDalila solo quería terminar sus últimos dos años en la escuela viva y tranquila, pasando desapercibida como lo había hecho desde que el salón se dividió en populares e impopulares. Desgraciadamente la vida no es como tú quieres sino como el azar y l...