CAPÍTULO 6

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Camila puso su mejor expresión dramática y se la brindó al público. Michael se veía notoriamente disgustado y en el rostro de la profesora se veía la duda y cierto arrepentimiento. Las sillas del salón se habían arrinconado para crear el mayor espacio posible para los actores y ensayar con comodidad.

Yo estaba sentada al lado de Marcia en el suelo, completamente aburrida. Aún no podía creer los desafortunados eventos. Justo ayer fue el desempate por el papel de Julieta, pero Marta había tenido tan mala suerte que había comido algo en muy mal estado y en este preciso momento estaba convaleciente y postrada en su cama. No había de otra más que destinarle el papel a Camila.

Sus amigas se veían notoriamente orgullosas de Camila, exceptuando a Geraldine. Ella, aunque intentaba ocultarlo, se veía disgustada por el triunfo de Camila.

Marcia se veía molesta. Camila no es que fuese mala actuando, es que no lo hacía con pasión. Estaba allí sólo por Michael así que, en lugar de verse una Julieta linda y decente, se veía como una Julieta desesperada por el amor de Romeo (sin la elegancia).

−A mí no me cae bien Michael −Murmuró Marcia−, pero siento mucha pena por él.

−Sí, ¿Verdad? −Puse una mueca de lástima de la que Michael se percató.

−Pobre. Hubiera preferido que lo hiciera Marta. A ella también le gusta Michael, pero ella sí se controla.

Le brindé una sonrisa de ánimo y apoyo a Michael y el respondió apretando los labios y sonriendo a modo de agradecimiento.

− ¿A Marta enserio le gusta Michael?

−Sí, aunque es más como un crush. Ya sabes, tu compañero de clase lindo y eso.

−Pensé que a ninguna de las dos les agradaba.

−No es que no le agrade, sólo es cautelosa. Le gusta, pero no es tonta.

Asentí sin despegar la vista del centro del salón dónde se ensayaba alguna escena. Probablemente no estaremos cerca de ganar el premio por el show.

(...)

Marcia iba a mi lado y Michael iba al frente guiándonos. Como Marta no estaba Marcia se quedaría sola en el patio y yo no podía dejarla sola, pero Michael no quería que me arriesgase a otra golpiza, así que invitó a Marcia a su escondite en la terraza.

−Sigo diciendo que esto es ilegal. −Comentó Marcia subiendo las escaleras delante de mí.

−No es ilegal si nadie se da cuenta −Michael miró por sobre su hombro durante un segundo y luego volvió su vista al frente.

−Dalila y yo lo sabemos.

– ¿Van a delatarme entonces?

Marcia se quedó callada y bufó. Nos sentamos bajo el parasol y bebimos algo de gaseosa. Yo estaba con la cabeza recostada en las piernas de Marcia mirando mi celular, mientras que ella leía un libro. Michael, por su parte, estaba viendo alguna serie en su celular.

− ¿Deberíamos decirle a Marta sobre este lugar cuando mejore? −Pregunté.

−Por supuesto. No sería justo con ella dejarla fuera −Respondió Michael−. Por cierto, ¿Podrías darle algo por mí, Marcia? Es una cesta con frutas. Le harán bien.

Marcia reprimió una sonrisa burlona y triunfante y aceptó. Sabía cómo se pondría Marta si el chico que le atraía le mandaba una cesta de frutas.

− ¿Y por qué no se la das tú mismo? −Sugerí.

Marcia me miró con una sonrisa cómplice y Michael se sorprendió por mi sugerencia. Acabó aceptando, pero le daba vergüenza ir hasta casa de las gemelas, sobre todo porque él no les agradaba a ellas.

Damage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora