CAPÍTULO 14

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Un golpe sordo sonó desde el primer piso, Michael y yo nos miramos y luego bajamos corriendo para ver a Alexandra y a Richie tirados en el suelo, riéndose, mientras mis papás estaban tirados en el sillón también riéndose. Definitivamente habían alcanzado otro nivel de borrachera y es imposible que yo, siendo la hija de 16 años, tenga que cuidar a mis padres de 40. Suspiré y me puse la mano en la cara, ¿Qué habían tomado para estar de esta manera?

Tocaron la puerta por tercera vez desde que llegué a este lugar y Michael fue a ver quién era, yo me quedé viendo a estas personas, borrachas como una cuba, intentar levantarse y dejar de reír. Por el pasillo entró Felipe vestido con las ropas que le regalé e instantáneamente sonreí, felicitándome por el buen gusto que tengo.

− ¡Qué guapo! −Felicité− ¿Dónde conseguiste esa ropa tan bonita?

−Oh, ¿Hablas de estos harapos? −Respondió fingiendo vergüenza− Me los regaló mi amiga. Tiene un buen gusto, ¿No crees?

−Tu amiga debe ser una experta escogiendo ropa.

− ¿Me estoy perdiendo de algo? −Preguntó Michael al ver la conversación extraña que estábamos teniendo, junto con el tono de voz sugestivo que estábamos empleando.

−Es que yo fui quién le regaló la ropa de lleva puesta, ¿No es linda? Tengo excelente gusto.

− ¿A mí por qué no me regalaste ropa? −Michael hizo un puchero y frunció el ceño.

−Porque te regalé todos los tomos de un manga, no seas desagradecido.

− ¡Felipe! −Gritó Richie al darse cuenta de su presencia-

− ¡Richie! ¿Qué tal? Veo que la estás pasando bien.

−Claro, los papás de tu amiga son muy divertidos. ¿No quieres acompañarnos?

−Me gustaría, pero tengo que manejar.

−Oh, mira eso −Dije alzando la voz y dirigiéndome a mi papá−, una persona responsable que sabe que si se maneja no toma.

−Dalila, cálmate −Dijo papá comenzando−. Ven, toma una cerveza con tus papás.

−Olvídalo. Llamaré un taxi −Bufé sacando mi celular−. Mañana vendré por el carro.

−No es necesario, yo conduzco −Se ofreció Felipe−. No he tomado licor así que todo bien.

− ¿Y cómo vas a hacer para devolverte? −Pregunté−

−Yo los acompaño en mi moto −Dijo Michael−, cuando lleguemos a tu casa Felipe se viene conmigo.

−Me parece buena idea, pero dejemos a Alexandra y a tu papá en su cama.

Y así lo hicimos, dejamos a Alexandra y a Richie en la cama de ellos, dejándolos bocabajo para que no se ahoguen con su vómito, si es que llegan a vomitar. Fue difícil para Michael y Felipe porque Richie es pesado, pero por otro lado Alexandra es bastante delgada y atlética, así que no me fue un problema cargarla.

Luego tuvimos que llevar a mis papás hasta el carro, si se vomitaban yo no pensaba lavar nada, que quedara oliendo a mierda si era necesario. Aun así, cuando íbamos de camino a mi casa iba viendo que mis papás estuvieses bien, aunque no había mucho qué hacer, pues se durmieron en cuanto los pusimos en el carro.

Michael y Felipe me ayudaron a dejarlos en sus camas, mientras yo iba despejando el camino, abriendo puertas y fijándome que las vecinas estuviesen ocupadas en quién va a quedarse con los terrenos de la abuela en lugar de mis papás borrachos. Cuando ya mis papás estaban en su cama fui a despedir a Michael y Felipe, este último se fue adelantando y nos dejó solos. Estaba nerviosa y sentía mi rostro rojo.

Damage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora