CAPÍTULO 2

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Ha pasado 1 mes desde que iniciaron las clases así que los actualizaré. Patricia está saliendo con Sebastián, y este últimamente se ve más agradable (ya no frecuenta a los nerds para meter sus cabezas en los sanitarios), no sé qué clase de embrujo o menjurje le hizo Patricia a Sebastián, pero Dios quiera que eso dure por lo menos este y el siguiente año que falta.
Geraldine aún no ha sacado sus garras, pero ha tenido algunas acciones extrañas, en donde se alcanza a percibir cierto desagrado a los demás estudiantes y hasta a sus "amigas" (Pero no sé si acaso sea imaginación mía).
Michael ha sido la persona más extraña que he tenido a mi lado, es un poco bipolar. Generalmente todos los días llega con mala cara, pero duerme la primera clase y luego se pone "de buenas", aunque estar de buenas es sólo ser tolerante con todos y no hablar con casi nadie (bueno, por alguna extraña razón, yo estoy en ese pequeño porcentaje al que él sí le habla). Aun no se ha convertido en un P, los futbolistas no han tenido chance de reclutarlo: nadie sabe a dónde se va Michael en recreo, no hemos tenido clase de deportes debido a que no tenemos profesor (Este tuvo una calamidad doméstica o algo así) y en los descansos entre clases las chicas de otros grados lo acosan.

Algo que había olvidado mencionar es que, así como existen 2 tipos de No-P's, también existen 2 tipos de P's: los buenos y los malos. Los malos son gente como Camila o como Gael, los que son unos malditos con todos. Pero los buenos son aquellos que la popularidad no los hace sentirse mejor que otros, ¿Recuerdan cuando les dije que a veces un P y un No-P podían hacerse amigos y hasta pareja? Bueno, eso es debido a la existencia de los P's buenos, y Patricia era una P buena. Había tenido la oportunidad de hablar con ella debido a una actividad en parejas que tuvimos en literatura (cabe aclarar que la profesora es una maldita y eligió las parejas, de ser por mí nunca lo hubiese hecho), y la verdad ella es buena persona y además es divertida. Me cayó bien.

El día hoy teníamos educación física y por fin el profesor volvió. La verdad tenía una relación de amor-odio con educación física: No me gustaba hacer ejercicio, pero me gustaba practicar algún deporte (raro, ¿no?), pero odiaba el uniforme (mi querida mamita linda siempre compraba un uniforme un poco grande. La sudadera ancha y larga, y la camiseta no me quedaba grande, pero sí larga) así que a veces me sentía muy insegura respecto a cómo mi cuerpo, que de por sí no me gustaba, se veía.

En todas las clases, el profesor siempre nos daba la última media hora para jugar (baloncesto, voleibol, fútbol o algún juego tipo captura la bandera) y yo la aprovechaba para jugar baloncesto. Yo siempre jugaba con algunos compañeros No-P's con los que generalmente no hablaría a menos que sea en la cancha.

Después de una hora y media de puro entrenamiento el profesor nos dio la media hora. Fui por el balón de baloncesto en la caja de metal donde se guardaban los balones y de camino vi a Gael y Sebastián hablándole a Michael, supongo que estos intentaban que se uniera al partido de fútbol que iban a iniciar. Crucé miradas un momento con este chico mientras cerraba la caja con una mano y sostenía el balón con la otra. Aparté la mirada y me fui corriendo y driblando el balón hasta la cancha de baloncesto.

−Entonces hagamos los equipos. Pero nos falta uno −Mencionó Carlos, con este chico yo sí hablaba a veces, era chévere hablar con él−. Tendremos que dejar un grupo de 4.

−Yo quiero entrar. −Dijo una voz a mis espaldas. Volteé y vi a Michael parado, esperando por una respuesta. A lo lejos veía a Sebastián y Gael ofendidos por haber sido ignorados.

Todos estuvieron de acuerdo con que Michael participara y entró al juego. Él terminó en el equipo contrario al mío.
Me remangué los pantalones arriba de la rodilla y me quité la camiseta para quedar una camisa de tiras, así no me sentía tan insegura, además era más cómodo.

Damage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora