15. ¿Qué tengo que hacer para merecerte?

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— ¿Que haces? — Lisa saltó del lugar donde estaba al escuchar la voz detrás de su cuello.

— ¡Zeena! — se llevó una mano a su pecho del susto, lo enfrentó con una mirada asesina — No hagas eso.

— ¿Te asusté? — la acorraló con la encimera y la encerró en sus brazos para que no se liberase.

— Deja de hacer eso — Lisa inclinó su cuerpo para atrás para no dejarse afectar por su cercanía.

— ¿Qué cosa? — Zeena se inclinó más, la espalda de Lisa comenzó a doblarse.

— De asustarme — desde hace dos días, desde que llegaron de su excursión, su relación había mejorado notablemente, Lisa se había comportado extremadamente tímida con Zeena, y el aprovechaba para aparecerse en lugares donde ella creía que estaba en paz.

No sabía cómo mirarlo después de aquella escena en el agua.

Estaban bastante cerca, Zeena quería probar sus labios y su cuerpo, pero Lisa estaba tratando de poner distancia.

— Ya no me exiges que te bese como la tarde en la cascada — no sabía de dónde había salido ese arranque de Lisa al decirle eso, la culpa era de Zeena, por ser tan buena tocando y lamiendo — ¿Ya no quieres que te bese?

Lisa no podía pensar, tenerlo cerca la estaba envolviendo en una neblina de lujuria.

¿Cómo puedes parar después de probar la fruta prohibida? Lo quería de nuevo, si. Pero no se lo diría.

— Si quiero que me beses — Lisa hizo su cara a un lado cuando Zeena se acercó a atrapar sus labios — Pero no te lo has ganado.

Empujó a Zeena fuerte y se giró para seguir picando manzana. Estaba intentando una receta de pie de manzana de los libros que Zeena había colocado en el estante.

Esperaba que le saliera bien, no le gustaba desperdiciar los alimentos. Los pasos decididos de Zeena fue lo que escuchó hasta que sintió un cuerpo detrás suyo, unas manos se colocaron en su cadera, el pecho de Zeena la hizo inclinar hacia delante, casi pegando su busto con el pica todo.

— ¿Y que tengo que hacer para merecerte? — paseó sus manos por toda la curva de su figura. Con sus dedos tocaba delicadamente su abdomen.

Basta de amabilidad y caballerosidad. Zeena la quería.

— Tienes que alejarte y dejarme respirar tranquila. No me dejas concentrar.

Zeena le dio un sonoro beso en la mejilla y se apartó. El calor le faltó a Lisa de inmediato.

— De acuerdo — se sentó frente a ella en el taburete.

La escena era la misma de esa noche, ella cocinando y Zeena observando.

Colocó el pie en el horno y se limpió las manos sucias de harina con el mandil. Miró a Zeena que seguía atento a sus movimientos, se acercó con pasos tímidos a él, se inclinó para dejar un suave beso en su mejilla.

— ¿Te irás esta noche?

Se había dado cuenta que Zeena en ninguna noche se había quedado a dormir en la casa, él la dejaba sola. Completamente sola en una cabaña en el medio de una isla a kilómetros de una civilización.

¿Cómo podía dormir sabiendo eso? Él le aseguraba que nada malo pasaría, animales no habían en la isla, lo que era muy raro y que nadie sabe de ese lugar en que se encontraban.

¿La tenía más relajada? Para nada.

La tenía cautiva en esa isla por lo menos debería mantenerla contenta. ¿No?

OSCURO [BORRADOR/sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora