Así como lo había prometido, Zeena llegó a la isla minutos antes de que el sol apareciera.
Se encontraba en la habitación de Lisa observándola a dormir. Como lo hacía cada vez usualmente desde que llegaron a la cabaña, ella solía despertar a las diez de la mañana, se levantaba una hora antes del aquel sofá en la esquina de la habitación para preparar su desayuno, quería que a pesar de las circunstancias, ella estuviera lo mejor cómoda posible.
Se levantó del sillón donde la observaba y se levantó en dirección a Lisa. Se sentó suavemente en la cama y comenzó a acariciar sus mejillas.
— ¿Qué haré con la loca de tu hermana? — suspiró. Leila se había ido de la manada, dejando a sus padres con otro vacío, estaba mas que seguro las intenciones de Leila por irse de aquel lugar, solo esperaba que al lugar que ella fuera, hubiera un accidente para que se muriera de una vez.
Por esta vez el no se metería, dejaría que las cosas siguieran su rumbo. De todas maneras Leila no haría nada.
Era terca como su madre.
Seguía repitiéndose que debió matarla y nada de esto sería más problemático.Si sus sospechas eran ciertas, Leila no tenía probabilidades de encontrarlos, pero todo es esta vida sigue una ley, nada es imposible.
No había que dejarse confiar.
¡Es que debió matarla desde que dio su primer respiro! Se estaba arrepintiendo de verdad, pero en el fondo todo lo que había hecho, el no matarla, por muy vergonzoso que sonara, era por preciosa Ninfa.
— Mira lo que me haces hacer — susurró negando en desaprobación. El no era el mismo de antes, y eso le disgustaba porque sentía que no estaba haciendo nada bien consigo mismo, pero sin con Lisa.
Soportaría cualquier cosa que fuera posible si eso mantendrá a Lisa contenta y feliz, no importaba si estaban juntos o no. Pero sus sonrisas mejoraban el día, disminuía sus deseos de asesinar a todos, pero no los apagaba, ese ere el problema.
Aquellos pensamientos intrusos y sus voces susurrando inaudible era lo que le molestaba, porque sentía que en cualquier momento que ella se alejaba o dejaba de verlo, explotaría y se veía capaz de lastimar a Lisa si eso detenía todo lo que estaba sintiendo.
Sentir... se sentía muy raro. Pero esa rareza le hacía sentir vivo. Lisa lo tomaba en cuenta y parecía que nunca quería alejarse de él, solo cuando se tocaban y se besaban. Parecía dormirse, con sus instintos dormidos.
Lisa sin duda era su alma.
¿Soportaría vivir con su odio y olvido? No... no podría, nada está oculto en esta vida, y para Lisa ser bruja y pertenece a un linaje de brujas, todo salía a la luz. Si mataba a Leila, ella lo sabría en cualquier momento.
¿Importaba que eso hubiese sucedido así sea que cuando nacieron ni si quieran se recuerdan? Pues si.
Las brujas gemelas, son especiales. Tienen un poderoso vínculo de equilibrio. Una complementa a la otra.
En todo ámbito.
Tendría que tomar la investigación más a fondo porqué Lisa no podía usar sus poderes como debe.
Ay Leila ¿qué haré contigo?
¿Qué le puede doler a esa bruja? Lisa no era una opción, había alguien que esa bruja quería...
Zeena sonrió. La mantendría sumergida en dolor si eso pausaba las cosas.
Las cosas estaban empeorando con esa bruja.
— Zeena — Lisa abrió los ojos al sentir un cosquilleo en todo su cuerpo. Cuando él se acercaba su cuerpo parecía ser pasado por miles de plumas sobre su piel.
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OSCURO [BORRADOR/sin editar]
FantasíaZeena es paciente. Zeena es inteligente. Zeena es cauteloso. Zeena es observador. Zeena es oscuro. Zeena sabe lo que tiene. No la tiene a ella. Aun no. Zeena sabe lo que quiere. Y quiere a Lisa. Como siempre tuvo que ser y como siempre será. La bruj...