20. Empezamos calientes

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¡Feliz viernes! ¿Como están 🥸?

🔥

— ¡Si, así! — Lisa pegó su cabeza con la superficie de frente. Zeena la estaba follando duro y sin reclamos contra la pared de madera de la cocina — Qu-quiero más — se sostuvo en sus hombros y gritó cuando la embistió fuerte, haciendo caer algunos cucharones guindados cerca ellos.

— Me vuelves loco demente por ti— la agarró sobre sus nalgas separándola de la pared y la colocó sobre la isla de la cocina. Su espalda casi tocaba la baldosa, estaba inclinada sosteniéndose sobre sus manos.

Zeena agarraba su cintura fuerte, dejando marcas mientras se mecía sobre Lisa para entrar y salir. Los pechos de Lisa saltaban de arriba abajo, gritaba por todo el lugar. Había aprendido desde que estuvieron juntos, Zeena le obligaba pues quería escucharla y no tenía que avergonzarse de que alguien la escuche, se sentía bien expresarse como él la hacía sentir.

— Más ¡quiero más! — Zeena gruñó y colocó una mano en su cuello para atraerla y besarla.

Quería comérsela, mordía sus labios como él quería. Lisa gemía constante sobre su boca con el ritmo de sus estocadas.

— Eres jodidamemte preciosa — susurró sobre su oreja con voz grave. Con su pulgar comenzó a tocar su clítoris para que Lisa se sintiera desesperada por su tortita en sus nervios, ella tiró su cabeza atrás y Zeena tomó la oportunidad de chuparlo y marcarlo como le gustaba dejarlo.

Lisa ya se sentía en el limbo y quería llegar ya a su destino. Sea donde sea, siempre y cuando sea con Zeena.

— No... No... ¡Ah! No puedo más — pegó su frente contra su hombro cuando su vientre quemó y se fue hasta su centro.

— No te corras aún — gruñó cuando tenía aún más para dar.

— No puedo.

— No, Lisa. No lo hagas hasta que yo te ordene.

— Yo... no — se corrió fuerte quedando ciega con Zeena aun entrando y saliendo. Sus piernas estaban escurriendo por su humedad, quería dormir por todo un año. Estaba sensible y Zeena seguía.

¿Cuantas horas habían pasado desde que empezaron? Tres horas.

— Ay Mi Lisa — sus movimientos desaceleraron poco a poco, siendo lo más lento posible. Acarició sus labios que se encontraban rojos e hinchados — Niña mala — Lisa solo podía sentir como su pulso y libido aumentaban de nuevo al ver a Zeena dentro de ella aún — Tienes un castigo — la agarró de la cintura y la bajó para después girarla y pegarla boca abajo contra la isla de la cocina. Zeena negó con su lengua y se inclinó hacia ella para pegar su pecho sobre Lisa — Habíamos quedado que no te corrieras hasta que yo te dijera — comenzó a moverse lento y doloroso. Lisa chillo cuando sintió un manotazo en sus glúteos — ¿Estás de acuerdo en que quedamos en eso? — Lisa no respondió, se mordía el labio para no gemir — Te dije que no te quiero callada hoy — otra nalgada.

Sus manos amasaron sin delicadeza la mejillas de su trasero. Sus manos trataban de abarcarlo por completo.

— Lo siento.

Le encendía a cuando él se colocaba dominante, era una de las facetas de Zeena en el sexo. Podía ser dulce, serio, divertido, experimental, dominante e incluso muy receptivo.

— No, bonita. Nada de lamentos — le dio otra nalgada, pero más duro, agarró su cabello en un puño, simulando una coleta, jaló de Lisa para que ella se inclinara de espaldas hacia él, fue brusco, pero no tanto para que a ella le doliera, ella formaba un arco con su espalda — Eres mi bonita, ¿entendido? — susurró sobre su oreja. La voz de Zeena cuando envían sexo era mágica — ¿Entendiste? — la mano de Zeena viajó a su entrepierna mojada para seguí jugando.

OSCURO [BORRADOR/sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora