Capítulo 44

291 18 5
                                    

Tini:

Mi panza empezaba a notarse cada vez más, el disco la estaba rompiendo en todo Argentina y hasta lo enviaron a Europa y otros países de América Latina, los chicos están  preparando todo ya que se acercan sus últimas semanas de clases, Morena estaba aprendiendo a tocar la guitarra conmigo, Peter está en su mejor momento, bancándose todas mis escenas por el embarazo.

Me levanté, me lavé la cara y caminé hasta el cuarto de Morena, preparé su mochila y después la de Lucas, volví a mi habitación y saqué nuestras valijas, Peter era el mejor marido del mundo y tan bueno que ya había preparado la suya, saqué toda mi ropa y la acomodé, cerré las valijas y bajé a cocinar, en media hora más o menos llegaron los tres, sonriendo y hambrientos. Cuando estaba sirviendo la comida no sé qué pasó pero me desperté en mi cama con un doctor a mi lado, no entendí nada.

 -Qué me pasó?

-Tuviste un desmayo, es mucho trabajo y puede ser estresante –Explicaba el doctor mientras leía una hoja. –Deberías frenar un poco, estaba hablando con tu marido y me pareció que no deberías hacer el viaje, es mucho esfuerzo y no estás en condiciones.

-Donde está él? –Miré por toda la habitación y Peter no estaba. –Entiendo que es riesgoso pero es mi trabajo, mucha gente me está esperando, no sé si entiende… Gente    que pagó y hasta viajó.

-Queda a tu criterio, si vas te tengo que dar indicaciones y tenes que cuidarte mucho, estamos hablando de la vida de tu hijo.

-Creí que iba a tener que insistir más. –Miré para abajo. –Gracias!

-Es tu trabajo y hay mucha gente esperándote, como decís, mi hija es fan tuya y creo que no le gustaría decepcionarse si algún día tiene la oportunidad de verte y no vas.-Sonrió. –Vas a hacer teatro?

-Mándale un beso. –Me reí-Sí, pero después del nacimiento y cuando pasen unos meses, los espero.

El doctor salió, le dejó las indicaciones a Peter y se fue, no sé qué pasaba pero Peter no aparecía, me levanté, caminé hacia la puerta y ahí lo escuché hablando con los chicos, no quise interrumpir el momento así que me quedé atrás de la puerta.

-Pero papá, por favooor –Le suplicaba Morena.

-No, ya te dije que no. –Dijo Peter y parecía enojado.

-Por qué vas vos? –Le preguntó ella desafiante.

-Porque tengo que cuidar a mamá Morena, te vas a quedar con tu tío y punto final. Además hace mucho que no lo ves.

-Si papá, yo lo amo al tío pero no se vale…

-Sí se vale, mamá es mía.

-Es cualquiera papá!!! Ella me quiere más.

-Es mía –Él cambió su tono de voz al de un nene de 5 años.

-Papaaaaaaaa –Le gritó ella.

-Te la comparto –Dijo él y se rieron los dos.

Dejamos a los chicos con Fran, no lo vemos mucho ya que viaja mucho tiempo y seguido, fuimos al aeropuerto y nos sentamos a esperar que nos llamen. Peter está insoportable, me pidió unas cincuenta veces que no vaya y que me quede, que podían posponer la presentación y la firma, pero no logro convencerme. Además de eso me preguntó otras cincuenta veces si quería algo, si estaba cómoda, si tenía hambre, si no quería ir al baño, si tengo los documentos, preguntó todo. No sé cuánto tiempo más voy a aguantar sin tirarle una botella en la cabeza, aunque sea un pesado, es un pesado lindo.

Después de tanto esperar al fin nos llamaron, subimos y para nuestra suerte el avión no tardó mucho para despegar. Obviamente dormí durante todo el viaje, cuando llegamos era de noche. Por lo cual comimos algo rápido y fuimos al hotel, a seguir durmiendo. Me acosté y le di la espalda a Peter, él se aferró a mí y apoyó su mano en mi panza. En mi gran panza.

Dormí plácidamente hasta que a eso de las tres de la mañana me levanté con unas insoportables ganas de comer frutillas, caminé molesta hasta el baño y me volví a acostar.

-Amor? –Dijo despacio él mientras se daba vuelta.

-Sí?

-Qué te pasa?

-Nada… -Miré para el techo. –Los antojos del embarazo.

-Que tenes ganas de comer ahora? –Se levantó de un salto.

-Frutillas…

Sentí que salió de la cama, creí que iba a ir al baño pero cuando no escuché ningún ruido abrí mis ojos y lo vi cambiándose.

-Qué haces? –Pregunté mirándolo.

-Qué miras? Que sucia –Se tapó con algo. –Que pervertida esta mujer….

-Hola? –Le dije y me reí. –No sé si te acordas que tuvimos dos hijos, casi tres y que nos casamos…

-Ah, entonces no pasa nada –Se tiró a la cama y me besó.

-En serio, qué haces mi amor?

-Me estoy cambiando para ir a comprar… Uvas? –Se tomó la cabeza. –Eso era?

-Frutillas… -Me reí. –Donde vas a conseguir frutillas…. A las tres de la mañana… En Perú?

-No sé –Me miró a los ojos. –Pero las voy a conseguir, de eso estoy seguro. 

Insomnio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora