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Daba vueltas a la habitación con nerviosismo. ¿Qué había hecho? Pero había sido de lo más excitante que había probado nunca y eso no podía negarlo. Miro hacía fuera y observó a Robin que tomaba un té a la luz de la luna. La pelinegra no parecía nerviosa ni avergonzada. La pelirroja por su parte parecía un semáforo cada vez que miraba a su amiga a la cara.

Robin disfrutaba del aire de la noche, a lo lejos podía oír los gritos de Sanji, Zoro, Luffy y Usopp que coreaban el nombre de Chopper, al parecer lo habían visto irse con Carrot hacia el bosque. A nuestra pelinegra no le sorprendía, esos dos habían hecho buenas migas y Chopper se quedaba observando las piernas torneadas de la chica cada dos por tres.

- Fufu buena suerte Doctor-san -dijo para sí misma.

- ¿Has dicho algo? -preguntó Nami des de la habitación, se estaba poniendo el pijama y la miraba con un ligero rubor en sus mejillas.

- Hablaba conmigo misma navegante-san -contestó Robin, evitando mirarla directamente. Aparentaba tranquilidad pero en su interior se la comían los nervios, hacia apenas media hora ambas se habían besado y llegado al clímax juntas. Cuando había abierto los ojos y había visto a Nami roja, jadeando y gimiendo por las embestidas de Luffy, se había excitado demasiado. Le había encantado notar los cálidos, suaves y esponjosos labios de Nami sobre los suyos, sin darse cuenta se llevo sus dedos a los labios.

- ¿Robin? -preguntó la voz de Nami, observando a un sonrojada Robin con la mirada perdida. La pelinegra se sobresaltó y la observó; pijama corto y melena al viento.

Ambas se quedaron mirando fijamente con un leve rubor en sus mejillas, Nami imitó el gesto de Robin y se acarició los labios con los dedos. 

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- Quizás nos pasamos Zoro -comentaba Luffy mientras ambos seguían al grupo que caminaba por un empinado sendero.

- ¿eh? -fue lo único que dijo el peliverde que se encontraba absorto observando el culo de Robin que se cantoneaba de lado a lado mientras subía la pendiente.

- ¿No has notado a Robin rara contigo? -inquirió el pelinegro, Zoro chasqueó la lengua, era raro que su capitán estuviera tan pesado con él.

- ¿A que te refieres? -bufó parando en seco y dejando que el culo de Robin se escapara de su campo de visión.

- Nami no ha querido jugar conmigo esta mañana -dijo el capitán en un puchero.

- Estaría cansada.

- Y ellas dos no se hablan casi -añadió el pelinegro rascándose la nuca- Quizás tu idea no fue muy buena y las molestamos.

- ¿Mi idea? Esto fue cosa de los dos -reprochó Zoro- Quizás nos pasamos un poco... -añadió recordando que Robin había dormido abrazada al cojín y no en su pecho, como era normal desde hacía un tiempo.

- ¿Qué podemos hacer? -suspiró el capitán, lo que menos quería era haber molestado a Nami y Robin.

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Se pasaron casi toda la mañana vagando por ese sendero, Nami suspiró exhausta mientras se sentaba en una piedra y sacaba la cantimplora. Luffy corría por ahí con Usopp y Chopper, Zoro y Sanji se peleaban como de costumbre, Chopper y Franky ayudaban a Robin con un hallazgo que la chica había encontrado interesante. A su lado se desplomo Brook con una cantimplora llena de leche.

- Yohohoho estoy muerto -grito haciendo evidente el doble sentido de la broma, a Nami se le cayó una gotita por la sien.

- Nami ¿puedes ayudarnos? -gritó Chopper mientras sujetaba, junto a Franky, una enorme piedra sobre Robin que se encontraba agachada tirando de algo.

Thousand PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora