Capítulo 17.

4.3K 260 113
                                    

-¿Cuándo terminarás allí adentro, chica cumpleañera? -Amelia llamó del otro lado de la puerta.

-Casi -abrochó el top y miró su reflejo en el espejo. -Cariño, ¿no crees qué este bikini es un poco... revelador?

-Es la intención que sea de esa manera.

-Eres una pervertida, Amelia Ledesma, ¿sabías eso?

-Únicamente contigo, mi querida.

Cansada de esperar, Amelia abrió la puerta del baño y fue un placer para su vista, Luisita estaba parada allí con solo la parte más descubierta del bikini puesto.

-Muy lindo -dijo arrastrando la voz.

-Lindo para ti quizá -la joven mujer respondió, tirando de la amarilla parte inferior. -¿Por qué no te adelantas, amor? Tengo que ocuparme de algo primero.

-¿Seguro que no quieres ninguna ayuda? Estaría feliz en ayudarte.

-Si me "ayudaras", no iríamos a ninguna parte cerca de la piscina hoy -se apartó solo para sentir los brazos de Amelia envolverse alrededor de ella.

-¿Y? ¿Sería esa una cosa tan mala?

-Eres incorregible -volteó para ver las oscuras cejas menearse lujuriosamente. -Estoy segura que este bikini es más un regalo para ti que para mí.

-Tú me conoces tan bien.

-Amor no, quita -Luisita bajó su mano e interceptó las merodeadoras manos. -Nada de eso ahora.

-Pero este es tu cumpleaños. ¿Estás segura que no hay algo más que te gustaría hacer además de holgazanear alrededor de la piscina? -Amelia intentó reanudar las juguetonas caricias pero fue detenida una vez más.

-En este momento, no -Luisita dijo. -Y tú ya hiciste eso esta mañana.

Su mano comenzó a hacer círculos en el abdomen de Luisita, dirigiéndose constantemente al sur.

-¿Estás segura que no deseas ayuda? -preguntó mientras frotaba su nariz en el oído de la mujer más pequeña.

-¿No es por eso por lo qué no fuimos a nadar ayer? -salió del abrazo de Amelia. -Ve a llevar el té helado afuera y estaré abajo en algunos minutos.

Una vez sola, su mente vagó sobre los acontecimientos del año pasado. Hace un año estaba trabajando en Money Slasher y no tenía ni diez centavos, ahora viviendo en una mansión alistándose para usar un traje de baño y holgazanear en la piscina. Movió su cabeza con incredulidad. Bajando la mirada a sus desnudas piernas, encontró casi difícil de creer que hace solo seis meses estaban en moldes.

No estaba segura que pudiera caminar otra vez. Y aquí estaba, había sido cerca de un mes desde que dejó el bastón atrás y era solo cuando se empujaba demasiado fuerte que sentía algún dolor en sus piernas o tobillo. La fina cicatriz sobre su mejilla donde las puntadas una vez habían estado se descoloró en una tenue línea que era apenas visible.

De todas formas Luisita sabía que era el lugar más besado en su cara, a excepción de sus labios, por supuesto.

-Me pregunto si ella incluso se da cuenta que hace eso, musitó.

Era uno de los pequeños hábitos que Amelia tenía que encontraba tan cariñoso. Repentinamente se sintió sola sin su querida, Luisita rápidamente terminó de alistarse y tiró de la parte inferior de su bikini. Un precipitado recorrido del cepillo a través de su cabello y salió en busca de Amelia.

El sol de la tarde de Marzo golpeaba en el blanco concreto, haciendo que la descalza ejecutiva se pegase a las áreas sombreadas mientras llevaba la jarra de té helado afuera, y la posaba encima de la mesa. La piscina era un azul brillante, limpia cristalina y lista para nadar. Colocando la bandeja abajo, Amelia caminó hacia el trampolín.

Amor AccidentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora