Capítulo 9

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Casi un mes y medio después, las cosas estaban mucho mejor de lo que pensaba. Selena había hecho un esfuerzo por adaptarse a la vida en otro país. Y en casa. Durante el día, cuando yo me iba a trabajar, ella se quedaba buscando contactos y cursos de modelaje. Había preparado un portfolio muy interesante y lo había enviado a muchas agencias. La puse en contacto con una amiga que sabía de estas cosas y la ayudaba mucho. Parecía que empezaba a sentirse más cómoda allí. Habló muchas veces con sus amigos por videoconferencia y sé que seguía sintiéndose triste, porque a veces la oía llorar por la noche. Sin embargo, nunca me entrometí en su intimidad, algo que quería dejar claro desde el principio.

Intentaba quedarme más en casa para que no estuviera sola, al menos hasta que tuviera sus propios amigos. Así que había dejado de salir por la noche como siempre, de ir a fiestas, e incluso había rechazado algunos eventos importantes.

Cenábamos juntos y a menudo la invitaba a salir a algún sitio para que conociera la ciudad. Me dio cierto placer ver cómo disfrutaba de las cosas por primera vez y me recordó lo bonito que era a su edad cuando las experiencias que vivíamos tenían mucho más sabor que cuando llegamos a la mía, cuando lo dábamos todo por hecho. Revivir esas cosas con ella me hizo sentir más joven y relajado. Siempre estaba ocupado con el trabajo y estos días con ella eran muy diferentes, pero agradables.

Por la noche solíamos ver la televisión juntos, a veces series o películas. O íbamos a dar un pequeño paseo. Selena me pareció una chica muy divertida, tenía un sentido del humor muy típico británico, a pesar de ser escocesa. Y disfrutaba hablando con ella. Podía ser muy madura para su edad cuando quería y era ciertamente muy inteligente. No es de extrañar que terminara sus estudios antes que los demás.

Conocerla resultó ser una experiencia fascinante. Y pude comprobar que habíamos encontrado un punto de equilibrio para convivir sin hacernos daño.

Estaba sentado en el sofá cuando entró en el salón con el pelo mojado, recién salido de la ducha y con solo una pequeña toalla alrededor del cuerpo. Claramente, todo este tiempo, habíamos mantenido la distancia. Y no solía verla con esos trajes. Ya no. Lo que pasó en Escocia, se quedó en Escocia... ¡Me cago en todo lo que menea! Esto me recordó que hacía casi dos meses que no me acostaba con nadie. Un poco más y volvía a ser virgen como ella. Y la prueba de ello fue lo que ocurrió cuando la vi entrar así vestida. O, mejor dicho, desvestida. Mi polla casi salta para hacernos compañía en el sofá. ¡Estoy jodido! Me moví para disimular un poco y le sonreí.

—No puedo creer... Ayyyyy! —chilló contenta. Algo debe haber sucedido para hacerla tan feliz. Nunca la había visto así—, ¡estoy alucinando!

—¿Qué pasó que te hizo tan feliz? —Me alegraba verla así, no sabía qué era, pero no me importaba. Era divertida cuando sonreía. Era guapa y estaba buena, joder, Fred, contrólate, pensé.

—Me llamaron de una agencia para hacer una campaña. Además, es una agencia muy buena. —Eres muy buena, pensé de nuevo. Tragué con fuerza.

—¿De verdad? Enhorabuena. Me alegro mucho por ti. Eso es genial. Sabía que lo lograrías.

Vino y se sentó en el sofá. La pequeña toalla que cubría sus piernas ahora apenas cubría lo poco de vergüenza que no había en mi cara. Soplé el aire despacio tratando de controlar mi respiración y de eliminar parte de la erección que me estaba dando. Parecía enfermo. Creo que incluso tenía fiebre. Me sentía como si estuviera ardiendo de fiebre. Eso, tendría que ser eso, estaba cogiendo algo. Tal vez ese era el problema, no coger nada. Tuve que lidiar con ello. No podía quedarme así cada vez que la veía expuesta.

—Mañana me apunto al gimnasio. ¿Puedo? —Estaba muy alegre y entusiasmada. ¿Al gimnasio? ¿Qué iba a hacer allí? ¿Dejar celosas a las demás? Si estaba perfecta.

El millonario guardián  |TERMINADA Y COMPLETA| Romance erótico +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora