•E• 4.5

1.8K 245 28
                                    

El Palacio del Desierto Norte tal como cualquier otro cuenta con una cripta familiar donde resguardaban los cuerpos de los miembros del linaje principal del clan que ya han fallecido.

Resguardada entre lo más profundo del palacio solo tienen acceso a la cripta aquellos que tengan sangre de la línea del clan Mobei corriendo por sus venas. Quienes se han unido a ellos por matrimonio al enlazarse con la rama principal solo se les dará la oportunidad de ingresar cuando la muerte les haya alcanzado.

Llegar hasta el lugar del sueño eterno de sus antepasados no representa gran problema para un adulto tomando en cuenta que estos han vivido toda su vida dentro de ese palacio al cual eventualmente terminan conociendo mejor que a la palma de su mano. Para encontrarlo solo se necesita ir por ciertos pasillos ya memorizados, bajar una cantidad considerable de escaleras y la marca de su frente sería la encargada de abrir las puertas al reconocer la sangre real; si es que en algún momento se llegaban a sentir extraviados el tirón causado por los vestigios de energía que les atan a sus ancestros le conducirían por el camino adecuado.

Todo eso es fácil siendo un adulto ya experimentado, pero para un niño de seis años la situación es completamente diferente.

Incluso habiendo vivido toda su —muy corta— vida en este palacio la realidad es que esta cría de demonio no conoce en totalidad la gran cantidad de pasillos, pasadizos, atajos y trampas que conforman el lugar donde vive. Ha venido hasta acá un par veces, siendo guiado por su padre el camino no fue percibido como algo demasiado complicado; pero ahora estando completamente solo en medio de la noche mientras camina sin sentido por una serie de pasillos que se ven todos iguales le hace llegar a la resolución de que un mapa mental basado sus escasas visitas no es resulta tan confiable como creyó en un principio.

Dicho en pocas palabras está perdido.

Las paredes se ven todas iguales, la luz de las antorchas es escasa y el tener que esconderse de los guardias de seguridad que custodian en palacio en horas de la noche hace todo más complicado.

No quiere que nadie lo vea, si le llegaran a atrapar ¿qué excusa daría?, ¿siquiera daría una? No lo cree y aquello no representaría algo extraño o sospechoso para los demás, todos le han reconocido como un niño taciturno, ¿taciturno era la palabra? Esto tampoco lo recuerda con claridad, no es que le interese mucho.

Ha dejado de ponerle atención a las palabras de los adultos desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, ser atrapado podría representar un peligro para todos sus esfuerzos de esta noche, ser enviado de nuevo a la habitación no representa un gran problema, el líder del clan no haría un gran drama sobre esto y el único real inconveniente sería el que este mismo le pidiera a su hermano menor que acompañara a su hijo para que no se perdiese.

La idea de llegar a estar nuevamente a solas con su tío es aterradora... ser cuidadoso sigue siendo la mejor opción.

Entre tantos pasillos recorridos y caminos que no han hecho otra cosa que hacerle andar en círculos comienza a dejar una marca en las paredes con sus uñas para saber cuándo ya ha pasado por algún lugar. Le lleva una eternidad —lo que en realidad no es mucho más de una hora—, pero finalmente logra encontrar el camino que le conduce hasta las escaleras de la cripta.

Hubiera suspirado de alivio si no hubiera sido por la imagen que se mostraba ante él.

La bajada en escalones hacia el fondo de palacio es tan profunda que fácilmente se pierde de vista, la luz que guía el camino es pobre, débil, perdiéndose finalmente entre un casi mar oscuro que parece infinito cuando trata de mirar más allá de lo que se le muestra.

Si encontrar el camino correcto fue una tarea difícil, el bajar las escaleras es algo casi que imposible.

Escalones pequeños en una pendiente empinada hasta que llegan a las curvas en donde se debe girar sin contar la bajada demasiado larga para las cortas piernas de un infante, es lo que debe recorrer esta persona teniendo como único apoyo la luz de fuego frío que alumbran el sendero, aunque esta pobre luz solo termina por darle un ambiente más macabro al asunto.

Un narciso que brota en invierno; svsssDonde viven las historias. Descúbrelo ahora